AP
TERESINA, Brasil.-Los pueblos del nordeste pidieron ayer al presidente Luiz Inácio Lula da Silva “pan y agua para sobrevivir”.
El pedido comenzó en la villa miseria Irmá Dulce, en las afueras de esta ciudad capital del estado nororiental de Piauí, uno de los más pobres de Brasil, y se extendió a lo largo de los rincones pobres que Lula visitó y donde muchos tuvieron la oportunidad de ver por primera vez a un presidente que los visitó en sus propias chozas.
Lula estrechó manos, abrazó, alzó y besó niños, alentó a las madres abandonadas, expresó su indignación con los progenitores irresponsables, durante un viaje de acercamiento a la gran parte del Brasil que lo ayudó a llegar a la presidencia.
Fue la primera jornada de dos durante las que el presidente decidió llevar a su equipo de gobierno para conocer de manera directa la pobreza que impera en vastas regiones de su país.
Los dirigentes de Villa Irmá Dulce y el propio gobernador del estado de Piauí, Wellington Dias, subrayaron que al problema del hambre se suma a la falta de agua, un problema crónico en el árido noreste brasileño.
Dias dijo que el programa social “Hambre cero” debe marchar en forma paralela al de “sed cero”.
La sequía ocurre como fenómeno natural, pero paradójicamente el estado tiene decenas de ríos y corrientes subterráneas. El pueblo, dijo el gobernador, sufre la sequía porque no hubo inversiones en sistemas de regadío.
Dias, uno de los dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) triunfador en las elecciones estatales, señaló: “Algo debe estar pasando si 700,000 personas que nacieron en Piauí han abandonado el estado marchándose a otros lugares en busca de empleo, vivienda, educación y alimento”.
Acogido como “la mayor esperanza de los pobres de Brasil”, Lula fue recibido en Villa Irmá Dulce por miles de personas que lo esperaron imperturbables dos horas bajo una temperatura de 38 grados centígrados a la sombra.
En Vila Irmá Dulce hay unas 30,000 personas. El barrio creado hace apenas cinco años no tiene agua potable ni sistemas de saneamiento, de educación, salud, vigilancia policial y otros.
En su discurso ante la multitud, Lula manifestó que pobreza hay en todo el mundo “pero no de la magnitud que afecta a los pobladores del nordeste de Brasil”.
Lula nació en el estado nordestino de Pernambuco, de donde salió a los siete años junto a su madre y ocho hermanos rumbo a Sao Paulo en busca de alimento y empleo.
“Es una pobreza insoportable que se ha convertido en algunos casos en miseria, una herida mortal contra la dignidad de la persona humana”, dijo emocionado.
Lula prometió avanzar en la erradicación de la pobreza “para hacer en cuatro años lo que no se hizo en este país de 175 millones de habitantes en las últimas dos décadas”.
Durante las visitas a las casuchas de algunos pobladores Lula contuvo las lágrimas, especialmente en la vivienda de Sandra María Silva Santos, de 33 años, quien gana como lavandera 40 reales al mes, unos 12 dólares, para dar alimentos y vestido a sus tres hijos. Sandra fue abandonada por su marido.
En la mayoría de los hogares que visitó en Vila Irmá Dulce los hombres habían abandonado a sus familias.
Dijo que su gobierno llevará adelante una “revolución ética y moral para que los hombres de Brasil tomen conciencia de que no basta hacer hijos, sino que hay que luchar por su alimentación, vestido, salud, vivienda y otros”.
Lula prosiguió ayer su caravana por poblaciones pobres y se trasladó a Recife, capital del estado de Pernambuco. Allí, en el barrio de Brasilia Teimora surgido en la década de 1950, viven 14,000 personas, casi todas en barracas frente al mar que cuando se encrespa y sube la marea, los obliga a abandonarlas. A su regreso las recontruyen. Dicen que no tienen a dónde ir.
Lula permaneció allí una hora. La seguridad no pudo contener a la multitud que quería abrazar al presidente. Aquí Lula también ingresó a las barracas para conversar con los moradores.
El mandatario viajará hoy con su comitiva ministerial y su esposa, Marisa, a las localidades de Montes Claros e Itinga, en el estado de Minas Gerais, donde también viven miles de indigentes.