Dos encabezados de primera plana publicados en sendos periódicos requieren una nota en común por ser dos caras de un mismo problema económico, social y religioso.
EL DEBATE de Mazatlán nos anuncia que “faltan 4.5. millones de casas en México”, agregando en otro encabezado que “el Gobierno de Fox sólo construirá 750 mil viviendas de interés social”. Esto nos dejaría con un déficit habitacional de 3.75 millones, lo cual significa que 3.75 millones de familias viven o vivirán, a la intemperie.
EXCÉLSIOR, por su parte, nos avisa con su encabezado de primera plana que “Habrá 100 mil Casas de Interés Social sin vender a fin de año: Canadevi” (acrónimo, supongo, para la Cámara Nacional de la Vivienda). La nota correspondiente nos informa que tal sobrante de casas sin vender se deberá a la insuficiencia del financiamiento oficial, de manera que no hay prospecto de mejoría para los millones de familias más necesitadas de vivienda.
Este es un panorama de miseria que nos lastima a todos los mexicanos dignos de este gentilicio. Se impone, además, una pregunta muy seria aunque finalmente inconsecuente: Cómo es posible que tantos gobernantes del país sin mayor fuente de ingresos a la vista que su sueldo oficial, hayan acumulado fortunas tan impresionantes como las que se les ven y adivinan, gobernando un pueblo cuya mayoría, históricamente, nunca ha podido salir de la miseria.
La respuesta la sabemos todos y ellos saben que la sabemos pero no les importa porque todos también sabemos que así seguiremos, trabajando y renegando, sin ver jamás seña alguna de que tan culposo enriquecimiento sea castigado. De ahí la mala fama del PRI, misma que le costó la Presidencia de la República en el año 2000.
Por lo mismo, es lógico suponer que la actual administración será escrupulosa en cuestiones de dineros y sus partidarios ya lo dan por hecho. A mis críticas de Fox, un panista contestó que “cuando menos no es ratero”. Eso sólo se sabrá al hacer las cuentas finales de este sexenio. Mientras tanto, las actividades de su esposa lo están exponiendo a críticas sin que, por lo visto, el les dé importancia alguna. Me refiero al claro conflicto de intereses de una Primera Dama que, teniendo los recursos del DIF a su disposición para su labor social correspondiente, no titubeó en crear con bombo y platillo una fundación suya personal con un fin similar al del DIF, para lo cual solicitó fondos independientes, recabando en un 2x3 más de 60 millones de pesos.
Claro. ¿Cual de la multitud de millonetas hacindófagos le va a negar sus generosas contribuciones a la esposa del Presidente de la República? Sin embargo, el Presidente Fox y su esposa parecen no estar conscientes de irregularidad alguna: la autocrítica no es su fuerte. Eso se manifiesta en su comportamiento público como “pareja presidencial” (Fox dixit), el cual ha dejado mucho qué desear.
Pruebas abundan: Siendo el Jefe de Estado de una República laica, cae de rodillas ante el Papa, el jefe de Estado de una teocracia, cuando él no estaba ahí como uno de sus fieles sino como Jefe de Estado. ¿Pensaría que con eso el Papa los reconocería como pareja legítima?
Porque ellos están técnicamente excomulgados por hacer vida conyugal estando casados por la iglesia con previos cónyuges aun vivos. Pero ellos van a misa los domingos y dan entrevistas en el atrio. Yo me pregunto si pretenden comulgar, y en tal caso, si habrá sacerdotes que se atrevan a negarles la comunión.
Pero ¿qué tiene esto que ver con mi tema titular de la sobrepoblación? Que a pesar de lo susodicho, me siento obligado a reconocerle un gran mérito a doña Marta: que a pesar del activismo de su Iglesia contra la planificación familiar, ella con gran valor civil se ha lanzado a predicar el evangelio (la buena nueva) del condón y la píldora anticonceptiva como salvavidas para la población más necesitada del país.
Así demuestra que a ella, como mexicana, también la lastima ese panorama de miseria que a los obispos los deja impávidos.