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Lupa/Vida sin leyes no es vida

Antonio Haas

La semana pasada nos informó el presidente Fox que se firmó un acuerdo entre su gobierno y el campo, agregando que esta vez el acuerdo “no será letra muerta”.

Por diversos motivos no pude leer más que ese encabezado que apareció en un diario capitalino hace días. Dejé la lectura de la nota correspondiente para después, pero ese lapso bastó para que se lo llevara el ánima de la basura y yo no lo volviera a ver. Me preguntará el lector por qué no compré otro. Pues porque en la rústica lejanía donde por mi gusto vivo, no llega la prensa nacional. (Mi retiro bucólico no es afectación: Desde mi regreso permanente a México en 1949, he vivido en el campo la mayor parte del tiempo; primero porque ahí no se consideraba aberrante mi gusto por los libros y las artes, y ahora porque ya se me está acabando el tiempo y quiero aprovechar al máximo ese doble tesoro de tiempo y soledad leyendo, pintando y escribiendo.)

Perdóneme el gentil lector un paréntesis tan personal, pero me sirvió para ver que aun sin conocer el texto del acuerdo de marras entre el Gobierno Federal y el campo, la frase de Fox sobre la “letra muerta” me basta para discurrir sobre el siempre espinoso problema del agro. Así, pues, me atrevo a afirmar que si no se enmiendan radicalmente las leyes agrarias y laborales el presente acuerdo en poco o nada cambiará la situación del campo.

La inicua fragmentación del agro dictada por la Reforma Agraria y llevada a cabo de manera vengativa durante el cardenismo (1936/40) es el mayor impedimento para el desarrollo de una agricultura debidamente mecanizada y proporcionalmente productiva. Sólo rentando ejidos enteros (cosa posible mediante una maroma legal) se puede disponer de una extensión suficiente para justificar el costo ingente de la mecanización y el sistema de riego. La maroma legal es una “asociación en participación” con los ejidatarios, cosa fácil cuando se trata de una o dos cosechas, pero prácticamente imposible cuando se trata de un arreglo permanente, que es precisamente lo que en México se necesita. Así las cosas, mientras los ejidatarios no puedan vender el ejido entero, cosa imposible bajo la ley actual, el campo seguirá siendo el lastre principal para el desarrollo económico del país, y la Reforma Agraria, el mejor ejemplo del mal fin de las buenas intenciones cuando se ignoran las realidades.

La Ley del Trabajo es el otro gran escollo. Si bien acabó de tajo con ciertas enormes injusticias del pasado, infamias como la “tienda de raya”, donde dejaban sus mínimas remuneraciones los asalariados del campo, el actual texto de la ley fue formulado con un espíritu antipatronal tan claro que poco o nada tiene que ver con un auténtico “derecho” laboral. Ejemplo: Un tractorista se emborracha y se lleva de parranda al tractor de la empresa empleadora. En su briaga cae con él a una acequia donde se hunde en el lodo. El costo de sacar y reparar esa máquina es considerable y el accidente en sí concierne a diversas autoridades, cada una de las cuales cobra una multa. Sin embargo, no es posible despedir al tractorista causante de todo el problema sin pagarle íntegra la liquidación que marca la ley, como si él fuera ajeno a los hechos y estuviera libre de toda culpa. Agréguese a eso la manera casi automática en que cualquier empleado adquiere derechos “de planta” al menos que se le haya contratado específicamente para cierta tarea y/o cierto tiempo. El costo para el patrón, en tiempo y dinero, de tanta contratación tampoco es despreciable. Con semejantes escollos jurídicos y económicos, no debe sorprender a nadie la renuencia del capital en general, mexicano o extranjero, de invertir en el campo.

En fin, las susodichas fueron mis propias experiencias como agricultor en una escala considerable. De eso hace muchos años. Ahora yo ya, como el Cándido de Voltaire, estoy dedicado a “cultivar mi jardín”, lo cual también implica problemas (esas hormigas son insaciables) aunque no de índole agrario ni laboral. Pero repito: Si no se desatan esos nudos gordianos, todo acuerdo al respecto será letra muerta. Aunque Fox no lo crea.

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