Cosa difícil es ser profeta en su tierra.
Ser profetisa, entonces, ha de ser cosa más difícil aún.
Maria Luisa Mendoza, la guanajuatensísima China, es profetisa en su tierra. Puede profetizar en ella, y hacer cuanto le venga en gana, pues la gente -su gente- la admira y quiere mucho. Quizá ella misma no sabe la medida de ese amor ni imagina el cariño con que sus coterráneos la recuerdan, y el orgullo que ponen al citarla entre las mujeres y los hombres que han dado prez y lustre a Guanajuato.
Yo también quiero a La China Mendoza. Estimo en mucho sus cualidades de escritora y de mujer, de bello ser humano que ama a los animalitos, entre ellos incluído el hombre. Acabo de estar en su ciudad, y oí decir su nombre con amor. Le escribo este recado a modo de las antiguas cartas volanderas. Si le llega, que Maria Luisa encuentre en él, a más de los afectos de su tierra, el de alguien que la lee y encuentra en su lectura algo de lo mejor de Guanajuato. Es decir, algo de lo mejor de este país.
¡Hasta mañana!...