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Maestros/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“La educación de un niño debe empezar por lo menos un siglo antes de que nazca.”

Oliver Wendell Holmes

El problema no está en los maestros. La mayoría realiza un esfuerzo excepcional en las circunstancias en las que tiene que trabajar. Lo sorprendente es que, ante las circunstancias en que laboran, el desempeño de los maestros mexicanos no sea peor. Sin embargo, las pocas evaluaciones que tenemos de la calidad de nuestro sistema educativo nos muestran que los resultados del esfuerzo de instrucción en nuestro país son pésimos. México gasta en educación una cantidad muy fuerte: Tan sólo en el 2003, según el presupuesto original de Egresos del gobierno, el monto será de más de 282 mil millones de pesos. Estamos hablando de un 18.8 por ciento del gasto público o, lo que quizá sea más pertinente, del 26.7 por ciento del gasto programable. A esto hay que añadir las aportaciones directas que algunos gobiernos de los estados hacen para la educación, especialmente la universitaria. Tan sólo para comparar, la Secretaría de la Defensa está recibiendo este año cerca de 23 mil millones de pesos, apenas un ocho por ciento de lo que se entrega a educación. Muchos países del mundo, en cambio, le dedican mucho más a sus fuerzas armadas que a la educación.

El gasto mexicano en educación es muy importante, incluso si se toma en cuenta que sus servicios deben distribuirse entre los 31 millones de estudiantes con los que cuenta el sistema escolarizado nacional. El gasto por alumno es de más de nueve mil pesos al año. Esto es comparable a lo que se paga en instrucción en algunas escuelas privadas.

El gasto federal en educación pública ha venido subiendo como proporción de la economía. En 1990 era de tres por ciento del producto interno bruto. En el 2002, según el informe presidencial del año pasado, llegó al 4.5 por ciento. La calidad, sin embargo, no se logra simplemente arrojándole dinero al sistema educativo. El porcentaje del PIB que México le dedica a la educación pública es ya superior —según el gobierno mexicano con datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico)— al que tienen otras naciones del mundo, como Alemania (3.7 por ciento), Canadá (4.1), Estados Unidos (3.7), Japón (3) o Italia (3.5), sólo que los resultados educativos de éstas son muy superiores al nuestro. Por eso, el hecho de que el Congreso de la Unión haya aprobado una ley que obligará al Gobierno Federal a dedicar el ocho por ciento del PIB a la educación no es necesariamente una buena señal.

El problema real de la educación en México tiene que ver con la calidad y no con el dinero. El gasto tan importante que nuestro país está realizando en la instrucción pública no se ve reflejado en una preparación adecuada de los estudiantes. Me imagino que en algunos casos una mayor cantidad de dinero puede ayudar a lograr mejores resultados. Muchas escuelas de nuestro país viven con una precariedad de medios tal que es difícil que puedan ser un buen entorno para el aprendizaje. Pero los estudios comparativos internacionales demuestran ampliamente que países como los Estados Unidos, que gastan más por cada alumno, no son necesariamente los que tienen mejores desempeños académicos. La República Checa es un ejemplo notable de una nación que gasta menos pero que le da a sus estudiantes una preparación muy superior.

La clave para mejorar el desempeño educativo es la evaluación. Cualquier administrador de empresas sabe que lo que no se puede medir no se puede mejorar. Pero durante décadas el sindicato de maestros y muchos burócratas dentro de la propia Secretaría de Educación Pública se negaron a aceptar la evaluación de su trabajo. Había el temor de que sus deficiencias se volviesen evidentes. Por ello es tan importante que se haya creado en nuestro país un Sistema Nacional de Evaluación Educativa. El gran reto es impedir que éste se convierta en un nuevo elefante blanco como tantos otros que tenemos.

Hoy celebramos a los maestros lo cual es justo y necesario. Ellos desempeñan un papel crucial en el esfuerzo por sacar a nuestro país adelante. Pero no perdamos de vista que de nada nos servirá rendirles pleitesía si no contamos con un sistema que nos permita conservar a los mejores y pagarles más a los que se desempeñen mejor. No podemos aspirar a tener un país competitivo y próspero si nuestro sistema educativo sigue hundido en el “a’i se va”.

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Finalmente el presidente municipal de Playa del Carmen (Solidaridad), el priista Gabriel Mendicuti, logró matar a la gallina de los huevos de oro: Carnival e Xcaret están cancelando su inversión de 80 millones de dólares en un puerto para cruceros tras su intento de cobrar un impuesto ilegal de 30 dólares por pasajero.

Correo electrónico: sergiosarmiento@todito.com

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