Familiares y vecinos de Griselda Salazar exigen esclarecer el homicidio
TORREÓN, COAH.- Para exigir una pronta resolución del asesinato de la sexo servidora Griselda Salazar Lozano, acontecido el pasado 21 de abril, alrededor de 30 personas, familiares y vecinos de la víctima, liderados por Olga Ramos, realizaron el día de ayer una marcha que concluyó en las oficinas de la Delegación de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), ubicadas sobre la calle Zaragoza entre las avenidas Morelos y Matamoros
Los manifestantes pedían a gritos ser recibidos desde afuera del edificio. Al no obtener respuesta, irrumpieron con mantas y pancartas en donde se leían frases como: “Exigimos justicia”, “Hijos de Griselda piden justicia”.
Además de solicitarles a las autoridades de la PGJE los avances de las averiguaciones previas en torno al caso del homicidio, los quejosos, en su mayoría señoras acompañadas de niños, pedían que fuera citada a declarar como “principal sospechosa” una mujer de nombre Cleotilde García Cortez, así como “su amante” un hombre llamado Servando Guerrero Lozano, quien también fue señalado por la lideresa de las sexo servidoras, Olga Ramos, como “regenteador” de jovencitas menores de edad.
Una vez dentro de las oficinas, el Coordinador de Homicidios de la citada delegación, Gerardo Villavicencio Valdez, recibió al contingente y pidió que en orden se designara una comisión para entablar un diálogo, la cual estuvo conformada por la propia Olga Ramos y dos hermanos de la occisa, Vicente y Violeta Salazar Lozano.
En el transcurso de la plática, Villavicencio Valdez señaló que, debido a las condiciones en las que se llevó a cabo el asesinato, “entendemos que hay cierta preocupación y la gente tiende a manifestarse cuando de momento no se dan los resultados que esperan”. No obstante, más adelante reconoció que todavía no “tenemos el lugar establecido de la comisión del crimen” y que lo único que se sabe es en donde fue a depositarse el cadáver.
En cuanto al plazo que podrían demorar las averiguaciones, el Coordinador de Homicidios dijo, “la investigación tiene sus tiempos y los resultados, en muchas de las ocasiones, no se dan tan pronto como la gente los quiere y como nosotros los quisiéramos”.
Posteriormente, se habló acerca de la presunta responsabilidad de Cleotilde García. De acuerdo a lo que Violeta Salazar explicó, esta persona había amenazado de muerte a Griselda en los separos del Tribunal Municipal de la calzada Colón. Este hecho sucedió, al parecer, una semana antes de que fuera ultimada la víctima y representa la base principal de la acusación informal que han realizado los familiares y la dirigente de las sexo servidoras.
Acerca de esto, Gerardo Villavicencio manifestó que “ése es un elemento que se tiene que investi-gar, es algo que sucedió en los Tribunales Administrativos” y reconoció que si “hubo amenazas, amenazas serias, públicas y manifiestas en contra de Griselda Salazar... es materia de investigación”. Pero, estableció que estos elementos señalados “no son indicios directos, suficientes como para llevar a cabo una detención o acreditar una probable responsabilidad”.
También expresó que hay otras circunstancias que “ya están en averiguación previa”, pero que, sin embargo, no se pueden revelar “por lo mismo de que es reservada esta averiguación”.
Por su parte, Olga Ramos manifestó en reiteradas ocasiones, que el principal sospechoso era Servando Guerrero, porque “él la drogaba, la prostituía, la regenteaba, la golpeaba, le sacaba el dinero de sus partes... además que ella vivía bajo su techo”.
Más adelante, enumeró una lista de nombres de presuntas menores de edad que son “prostituidas, violadas, golpeadas, amenazadas por él... “¿quién va a denunciar? Ellas no, porque tienen miedo... ésa es mi inconformidad ¿por qué se le detuvo y se le dejó libre teniendo Servando tantos antecedentes tan fuertes?”.
Al finalizar la reunión, la lideresa de las sexo servidoras declaró que “el resultado de esta reunión es que los de la Procuraduría nos van a estar informando; entendemos que hay información que no pueden dar a conocer, pero nosotros vamos a tener un término de ocho días”.
Por último, dijo que si en ese plazo “no se resuelve la situación, nos vamos a tener que ir con el procurador Óscar Calderón”.
Que termine la impunidad
Violeta es la hermana de la víctima. Entre las cámaras, grabadoras y micrófonos de los medios, explica lo que ella sabe sobre el crimen cometido y de la presunta culpabilidad de Cleotilde: “nosotros sospechamos de ella, porque ocho días antes de que mi hermana falleciera, la amenazó de muerte en la celda de ahí de la Colón”.
Es por eso que hoy van caminando ya rumbo a la Procuraduría, para “exigir justicia”, gritan.
Por la avenida Matamoros, cruzan la Colón. Al frente de la pequeña manifestación va una camioneta tipo van con dos altavoces. Una melodía casi irreconocible llama la atención de los transeúntes y automovilistas, quienes voltean momentáneamente para tratar de averiguar lo que sucede.
Detrás de los que marchan, un camión blanco avanza a vuelta de rueda.
A un lado del vehículo de adelante, camina Olga Ramos. Toma un micrófono y comienza a gritar: “¡Madres laguneras, apóyenme en este proyecto para rescatar a nuestras criaturas de la prostitución, el vicio, la drogadicción, el alcoholismo!”. La mayoría de las miradas que se proyectan desde las banquetas son de desconcierto. En la retaguardia, al mismo tiempo, una mujer de edad avanzada grita: “¡Queremos que se haga justicia, que se acabe la impunidad, que las autoridades no se hagan tarugas!”.
Cuando llegan a la sede del Ayuntamiento, unos cuantos curiosos y los reporteros de la fuente oficial dan el recibimiento. Ningún funcionario aparece. No obstante, Ramos pide por el altavoz al Alcalde apoyo.
Pero la alcaldía no es el destino de la marcha, así que después de unos minutos, se deciden a seguir. Al pasar frente al Colegio Mijares, la que va al frente se dirige hacia las maestras y jovencitas que asoman sus rostros con gestos de curiosidad por las ventanas: “maestras, ayúdenme a salvar a esas criaturas de la perversión... únanse a nosotras en esta búsqueda de justicia”.
En la calle Zaragoza, dan vuelta hacia la izquierda y al llegar frente a la Procuraduría, se paran a esperar que alguien las atienda. “Si no nos resuelven, les hacemos un d...”, amenaza Olga Ramos.
Minutos después se encontrarán dialogando con el coordinador de Homicidios de la PGJE, Gerardo Villavicencio Valdez.