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CANCÚN, Q. Roo.- Los palos, tubos y piedras se convirtieron en crisantemos; más de cinco mil campesinos, sindicalistas y estudiantes, todos globalifóbicos, nacionales e internacionales, terminaron la batalla con discursos, cantos, una ofrenda, una lluvia de heces en contra de los granaderos y discusiones entre ellos por la falta de violencia.
Luego de una semana de advertencias, un suicidio y burlar los cercos de seguridad hasta lograr llegar a la zona prohibida, los globalifóbicos llevaron a cabo ayer una anunciada “mega-manifestación”, que amenazaba con terminar en un severo enfrentamiento.
El Estado Mayor Presidencial (EMP) lo sabía, por ello los cuerpos policíacos se reforzaron aún más. Los jóvenes disidentes se estaban preparando para un enfrentamiento. Entre sus armas: palos, tubos, piedras, gasolina y pólvora.
Pero las negociaciones y advertencias de las autoridades, desde un día antes, funcionaron.
A las 10:00 horas, puntuales, cerca de tres mil manifestantes partieron de la super manzana 21. Al frente del contingente, el luto: los coreanos, quienes mostraron una gran organización a lo largo del trayecto. El embajador de Corea en México también cumplió su tarea y puso a sus connacionales en orden.
Conforme avanzaban sobre la avenida Coba, sindicalistas se unían al contingente. En carros de supermercado, los jóvenes llevaban las armas que se debían utilizar: un pequeño tambo de gasolina se asomaba entre las jaulas rodantes y otro de pintura que no traía más que pólvora.
El terreno listo. Los gritos: la advertencia.
“De norte a sur, de este a oeste, ganaremos esta lucha, cueste lo que cueste”; “Lee no murió, la OMC lo mató” y “al hermano Lee lo vamos a vengar” era lo primero que salía de tamborileos y cacerolazos.
Un día antes se habían enfrentado con las autoridades, justo enfrente del Centro de Convenciones, en donde ayer concluye la quinta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Pero el equipo de inteligencia gubernamental funcionó. La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), quien se encargó de organizar el foro alterno para las organizaciones civiles, negoció con los globalifóbicos durante casi toda la noche para que la marcha fuera pacífica, “de símbolos”, comentó un funcionario de esa dependencia.