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Marginados de la industria

SUN-AEE

México, DF.- En México, el consumo per cápita de vino de mesa es de aproximadamente dos vasos al año, mientras que en Francia es de 60 botellas.

Los principales fabricantes de vinos, en lugar de analizar esto como un problema, lo ven como una gran oportunidad de hacer negocios, pues se frotan las manos sólo de pensar cuánto venderían si cada mexicano se tomara una botella anualmente.

Pero al margen de los grandes emporios vitivinícolas chilenos, franceses y australianos que tienen en la mira a México, están las casas productoras locales, que tratan de conquistar un mercado incipiente por medio de calidad, dejando de lado la cantidad.

Incluso sacrificando su incursión directa a este país, pues primero intentan triunfar en el extranjero y después ser reconocidos en su tierra. Son los marginales de la industria de las bebidas mexicanas, aquéllos que artesanalmente forjan su producto y su marca.

?Hay mucho potencial, pero también mucho por hacer?, dice Mark Hojel, director general de Monte Xanic. ?No va a ser un crecimiento fácil?, advierte.

El también presidente de la Comisión de Vinos de la Asociación Nacional de Vitivinicultores recuerda que actualmente compiten contra las importaciones baratas, la idea de los consumidores locales de que cualquier vino importado es bueno, y contra las desventajas comerciales que implica producir vinos en México.

?Hay un resurgimiento de la calidad de los vinos mexicanos?, dice Santiago Cosio, dueño y director general de Bodegas de Santo Tomás. ?Desgraciadamente, vivimos un estancamiento, pues no podemos decir lo mismo de la cantidad?.

El diputado federal Enrique Candiani Galaz agrega que los mexicanos consumen entre 230 y 250 mililitros de vino al año, y que es por eso que no está tan presente este sector dentro de la industria, ni dentro de los planes de los políticos y economistas.

Los productores como Monte Xanic y Bodegas de Santo Tomás quisieran apoyos como los que otros países dan a esta industria, por lo menos que los voltearan a ver como empresarios que ayudan a que la imagen de México se posicione en el mundo -?El vino es uno de los pocos productos que sirve para promocionar un país?-, recuerda Hojel.

Además de eso, quisieran ver protegidas sus tierras, que ahora comienzan a sufrir por el establecimiento de industrias contaminantes a sus alrededores. Facilidades para mejorar sus rutas de distribución y apoyos fiscales.

?Por su tamaño es un tema marginal?, recalca Candiani Galaz. ?No es un pendiente de política pública a resolver?.

Y sí, pues apenas son 17 las casas fabricantes de vinos mexicanas, que producen alrededor de un millón de cajas al año y que tienen ingresos por mil millones de pesos anuales.

?Difícilmente podemos pensar que seremos competitivas contra una industria como la chilena o la australiana?, Hojel. ?Es una industria que despierta lentamente y enfrenta limitantes?.

A pesar de todo, los especialistas saben que son los sobrevivientes de una industria que comenzó a extinguirse a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio. Que son los que por su calidad lograron vivir y que actualmente luchan por ser más fuertes.

Cosio recalca que las condiciones de México permiten crear vinos de muy alta calidad, y eso lo han demostrado en el mundo.

El diputado Candiani recuerda además que las mexicanas que luchan por este mercado han sabido usar la tecnología de punta y la mejor tradición para hacer vinos.

?Somos una industria chiquita enfocada a la calidad?, asegura Mark Hojel. Mientras que el dueño de Bodegas de Santo Tomás dice que ahora se vive un boom en el consumo de los vinos en México, que debe ser aprovechado bien.

Pero que esto depende principalmente de las tendencias que Estados Unidos permea en esta sociedad. Señala que allá las mujeres marcaron la pauta y en México no podría ser tan diferente.

Asimismo, buscan que los restauranteros bajen su margen de ganancia y tengan más cuidado con los productos. Entre otras cosas porque suben el precio en promedio 400 por ciento. Y aunque los mexicanos han aumentado su consumo de vino en los últimos cinco años, por moda, curiosidad o por puro gusto, todavía les falta mucho para ser considerados un nicho importante de mercado. A pesar de que México fue el primer país de América que produjo vino -comenzó en 1587-.

Si una no es ninguna y dos son la mitad de una, los mexicanos van muy lentos con sus dos copas.

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