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Jacobo Zarzar Gidi

La ciudad de la paz

En las últimas semanas resulta imposible leer un periódico, ver en la televisión un programa de noticias o escuchar la radio, sin recibir el mensaje de que la guerra contra Iraq es inevitable. En efecto, en estos momentos, el gobierno de los Estados Unidos está haciendo los preparativos para llevar a cabo una nueva "guerra", que ahora "le corresponde" por segunda vez al pueblo Iraquí.

La historia nos ha enseñado que todas y cada una de las justificaciones mencionadas por los norteamericanos, son solamente la cortina de humo que esconde sus verdaderos propósitos. Según el presidente Bush, Saddam Hussein estaría en posición de dominar el Oriente Medio y amenazar la seguridad de los Estados Unidos. ¿Cómo es posible que se diga que un país del tercer mundo, bloqueado por más de diez años, en ruinas por una serie de guerras y en constante bombardeo por parte de la aviación norteamericana, tenga capacidad de dominar el Medio Oriente y de amenazar a los Estados Unidos?

Esa mentira, ni siquiera el mismo Bush se la cree. De la misma forma, es difícil imaginar que un país en esas condiciones y espiado constantemente por los satélites de los Estados Unidos, se encuentre preparado para realizar un ataque con armas químicas y bacteriológicas contra Estados Unidos. Lo que nadie cuestiona sin duda alguna es que el gobierno de los Estados Unidos posee el arsenal más grande del mundo de armas de destrucción masiva, capaz de exterminar todo el género humano en unas cuantas horas, pero ¿quién inspecciona a Washington?

Los verdaderos objetivos que tiene el señor Bush para lanzar esta guerra contra Iraq son los siguientes: derrocar y quitar del camino un régimen que ya no le sirve a sus intereses políticos y económicos, especialmente con la ola antinorteamericana que sacude a los países árabes. Al derrocar al régimen de Saddam Hussein, el imperialismo se garantiza un gobierno enemigo menos. Además, Washington tendría la oportunidad de colocar un gobierno títere que le facilitaría el acceso a los recursos energéticos de Iraq. Las reservas probadas de petróleo en Iraq, según la revista "Middle East Report", se calculan en 112,000 millones de barriles de petróleo (las segundas más importantes después de Arabia Saudita).

Sin embargo, la cifra real podría ser aún más elevada: 250,000 millones de barriles ( un tercio de las reservas mundiales del petróleo de mejor calidad, se encuentran en Iraq). De esta manera, el gobierno norteamericano tendría acceso directo al petróleo Iraquí a bajo costo. Según el Pentágono, "una vez alcanzada esta meta, quedarían satisfechas las necesidades petroleras estadounidenses de suministro energético". Además, controlando a Iraq y teniendo acceso a precios bajos del petróleo de Arabia Saudita y Kuwait (aliados de los Estados Unidos por intereses económicos), Norteamérica estaría en posición muy ventajosa por encima de cualquier posible rival.

El señor George Bush ha llamado con el nombre de "Hitler" en repetidas ocasiones a Saddam Hussein. Parece que cada vez que el gobierno de Washington quiere demonizar a alguien, lo denomina "Hitler", sin importar que el gobierno estadounidense fuera muy amigo de Saddam Hussein y del régimen de Bagdad cuando se encontraba en guerra con su vecino Irán (1980-1988). Recordemos que durante la Segunda Guerra Mundial, cuando millones de norteamericanos, ingleses y franceses vivían con el temor a los nazis, un gran número de empresas norteamericanas comerciaban con el enemigo: la Ford construyó miles de camiones para las tropas alemanas de ocupación en Francia con la autorización de su matriz en Michigan; la I.T.T. construyó los aviones Focke-Wulfs que arrojaron bombas contra las tropas británicas y americanas; las divisiones acorazadas de Hitler fueron construidas por la Adam-Opel y la Ford de Colonia -propiedades subsidiarias de la General Motors y la Ford-.

Tomando en cuenta lo antes dicho, llegamos a la conclusión de que muchas grandes empresas norteamericanas se enriquecieron cuando la maquinaria de guerra de Hitler comenzó a expanderse. Ellas no se preocuparon por el supuesto daño que hacía Hitler a la humanidad, lo que les interesó únicamente fueron las grandes utilidades que la guerra les estaba dejando, sin importar los millones de muertos que la historia registró. Así como sucedió en aquel entonces, en la actualidad, para los Estados Unidos e Inglaterra (la pérfida Albión), todo sigue siendo cuestión de petróleo, de dinero y de poder.

Si hablamos de Inglaterra, es importante aclarar, que todas las corrientes de pensamiento que imperan actualmente en la sociedad británica, han enviado un mensaje directo y muy claro al Primer Ministro Tony Blair (un gobierno cada vez más alejado de la opinión pública), diciéndole que el apoyo incondicional del Reino Unido a los Estados Unidos, con respecto a su intención de atacar a Iraq, no lo van a tolerar. A propósito de esto, en los últimos días han aparecido varias caricaturas en los periódicos de Inglaterra, en las cuales ridiculizan a Blair diciéndole que es "un perrito faldero de Bush". Iraq -antigua Mesopotamia- tierra de leyendas, petróleo y palmeras de dátil; de poetas, sabios y matemáticos que asombraron al mundo. Por ti cruzan los ríos Tígris y Éufrates mencionados en la Biblia. Me duele mucho darme cuenta que muy pronto tu capital Bagdad, a la cual se le conoció durante tantos años como "La Ciudad de la Paz", será destruida nuevamente por la dinastía de los Bush...

zarzar@sinteg.net

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