México, DF.- El principal guitarrista de Pearl Jam, Mike McCready, dice que la banda ha cobrado nuevos bríos gracias a que decidió enfocarse en la música y dejar un poco de lado los pleitos con Ticketmaster y el activismo político del cantante principal Eddie Veder.
Pearl Jam sigue siendo un nombre conocido. Pero la banda de rock, que alguna vez se convirtió en la imagen del movimiento grunge de Seattle en la década de los 90, y famosa por éxitos como Alive, Jeremy e Evenflow, se puso como meta alejarse del centro de la atención pública.
Y cuando uno escucha Riot Act, el álbum más reciente del grupo, comprueba que, efectivamente, lo está haciendo. La música es intensa, turbia en algunos momentos, pero también apasionada, con pocos sencillos y ningún éxito notable. En resumen, no busca complacer a los seguidores de las principales tendencias musicales ni a los críticos, ni tampoco pretende estar en las listas de popularidad.
Es Pearl Jam tocando la música que desea tocar.
La fama los fastidia
“Toda nuestra carrera perseguimos esa misma idea”, dice McCready. “Llega un momento en que quieres alejarte de la fama y enfocarte en la música. Eso fue lo que hicimos. No es que la fama no tuviera aspectos divertidos. Fue como un sueño hecho realidad. Estábamos en la cima del mundo. Pero te fastidias.”
McCready agrega que ahora que no hay tanta presión sobre el grupo para que “permanezca en la cima”, sus integrantes están más relajados. El itinerario no es tan ajetreado como cuando Pearl Jam ocupaba los primeros lugares de las listas de popularidad.
“En cierta forma, ahora es más divertido”, afirma McCready. “Vivimos nuestras vidas fuera del grupo. Estamos emocionados y mucho más tranquilos... Tenemos vidas maravillosas que podemos llevar a la banda cuando nos reunimos”.
Y sin embargo, Pearl Jam sigue teniendo la capacidad de realizar giras exitosas.
“Somos muy afortunados”, dice McCready. “Son nuestros seguidores... Estamos muy agradecidos”.
McCready ha dado algunos pasos en su vida personal para garantizarse la felicidad. Uno de ellos fue mudarse de Seattle a Long Beach, California.
“Necesitaba un poco de sol”, señala. “No me malentiendan, me encanta Seattle, y algún día regresaré allá, pero ahorita necesitaba un poco de sol”.
El triste y lluvioso ambiente de Seattle ha sido uno de los factores que han incidido en la caída de muchas estrellas de rock adictas a las drogas, como Kurt Cobain, de Nirvana, y Layne Stanley, de Alice in Chain’s, una amiga de McCready.
“Te dices a ti mismo que terminarás por acostumbrarte (al clima de Seattle), pero no sé si realmente lo logras”, dice McCready, que pasó muchos años en Pensacola.
¿Y si su sueño de convertirse en estrella no se hubiera convertido en realidad? “Habría terminado la universidad”, asegura McCready. Las materias que más le gustaban eran inglés e historia. “Cualquier cosa menos las matemáticas.”
“Tal vez me habría esforzado por convertirme en chef”, dice. “Estaba por lograrlo; antes de que Pearl Jam se volviera famoso, cocinaba en restaurantes”.
Si McCready pudiera intercambiar sus manos con las de cualquier guitarrista, vivo o muerto, durante una semana, ¿quién sería? La pregunta emociona al músico. “¡Vaya! Obviamente, con Jimi Hendrix”, dice. “También me gusta mucho como toca Michael Schenker, de UFO. Es increíble. ¿Puedo nombrar a alguien más? Keith Richards. Definitivamente Keith”.
Política y mujeres,
tema de interés
¿Le interesa a McCready tanto la política como a Vedder? “Hasta cierto punto. A todos nosotros nos interesa. Pero Eddie está más involucrado en eso que los demás integrantes del grupo. Por mi parte, hago donaciones para diversas causas, y también dono mi tiempo”.
McCready está feliz de que el trío feminista de música punk Sleater-Kinney aceptara la petición de Vedder de acompañar por dos semanas a Pearl Jam durante su gira.
“¡Claro! También soy un seguidor de ellas”, dice McCready. “Son una banda grandiosa. Estamos muy orgullosos de que ellas nos acompañen”.
A pesar de ser un grupo de roqueros machos, Pearl Jam y varios otros grupos de rock grunge de Seattle, incluyendo Nirvana, son considerados como defensores del feminismo.
“Claro que lo somos”, dice McCready. “Nunca hemos sido misóginos. No crecimos de esa manera. Creo que todo eso es detestable”.
¿Será algo contenido en el agua de Seattle? “Tal vez sea algo que hay en el café”, dice McCready, en alusión a la reputación de Seattle como el hogar de la compañía Starbucks, productora de café.
“Muchos de nosotros crecimos tocando en bandas. Pasábamos mucho tiempo dentro de las casas. Los días eran lluviosos y nos enfocábamos más en la música.
“Así que muchos éramos algo tímidos. No nos interesaba ser patanes con las chicas.”
No obstante, McCready confiesa que hay arte considerado políticamente incorrecto que él disfruta, como por ejemplo la música del rapero Eminem.
“No puedo evitarlo”, dice. “Pienso que es realmente gracioso. Creo que, después de todo, soy sólo un chico”.