07 octubre 2003
Kinshasa, (EFE).- Asciende a 55 el número de civiles asesinados ayer lunes en el nordeste de la República Democrática del Congo (RDC), confirmaron portavoces de las Naciones Unidas en Kinshasa, la capital del país.
Tropas de la Misión de Observación de la ONU en la RDC (MONUC) que han sido desplegadas para velar por la seguridad de la población civil de Ituri, inmersa desde 1998 en sangrientos enfrentamientos tribales, descubrieron ayer 23 cadáveres en Kachelle, pueblo situado a unos cien kilómetros de Bunia, capital de la convulsionada región.
Aldeanos de la zona informaron hoy a los "cascos azules" que los restos de otras 32 personas habían sido sepultadas con anterioridad a la llegada del destacamento que investiga la matanza, lo que eleva el número de muertos a 55, señalaron las fuentes de la MONUC, que no descartaron la posibilidad de que se descubran más cadáveres.
Las víctimas son en su mayoría mujeres y niños de la etnia hema, que fueron asesinados a tiros o con machetes, agregaron las fuentes, que no comentaron sobre las denuncias de que los atacantes pertenecían a la tribu lendu rival.
Thomas Lubanga, líder de la Unión de Patriotas Congoleños (UPC), la milicia de los minoritarios hemas, afirmó ayer que la aldea de Kachelle había sido atacada por guerrilleros lendus.
La tensión étnica en Ituri no remite, pese a los esfuerzos de la ONU para pacificar la región tras una serie de asesinatos indiscriminados de civiles por parte de grupos armados de los dos bandos.
A principios de septiembre pasado, la llamada "Brigada Ituri" de la MONUC relevó en el terreno a las tropas de la "Operación Artemisa", un contingente militar francés enviado en junio a la región por la Unión Europea a solicitud del Consejo de Seguridad de la ONU.
Poco después de su despliegue, las tropas galas lanzaron en Bunia la operación "cero armas visibles", a fin de reducir la posibilidad de enfrentamientos entre las tribus rivales y la medida continúa siendo aplicada por los efectivos de la MONUC.
Las operaciones de los soldados europeos estaban restringidas a la ciudad de Bunia y podían disparar sólo en defensa propia, mientras que los efectivos de la MONUC se han desplegando al amparo del Capítulo VII de la Carta de la ONU, que autoriza el uso de las armas para cumplir sus objetivos y a desplazarse por toda la región.
La fuerza de la ONU cuenta ya con cerca de 3.400 militares de Uruguay, Bangladesh, la India, Pakistán e Indonesia y está equipada con carros blindados, armas pesadas y helicópteros de combate.
Un contingente de Nepal, que completará la fuerza prevista de 4.000 efectivos, es esperado durante este mes.
Este es el segundo despliegue de la ONU en Ituri, aunque el anterior fue de sólo 700 soldados uruguayos, cuya actuación estaba limitada a operaciones de vigilancia y ayuda a los civiles de Bunia y sin poder disparar, salvo en defensa propia.
Las matanzas, las denuncias de canibalismo adjudicadas a lendus y hemas por igual y el asesinato por decapitación de dos observadores de la MONUC fue lo que llevó al Consejo de Seguridad a ordenar el despliegue de la fuerza internacional.
Los enfrentamientos ancestrales por la tierra y el ganado entre los hema y los lendu se recrudecieron desde el estallido de la guerra en la RDC en agosto de 1998, cuando ambas tribus fueron armadas por grupos rebeldes y tropas extranjeras.
Ituri fue una de las regiones más afectadas por la guerra en la RDC y según la ONU, alrededor de 50.000 personas han muerto hasta la fecha en el distrito pese a que, oficialmente, el conflicto terminó a principios de este año.