Medidas extremas contra SARS

EL PAÍS

PEKÍN, CHINA.- China amenazó ayer con la pena de muerte a quien propague deliberadamente la neumonía atípica. La enfermedad sigue extendiéndose sin control: Taiwán presentó otra vez una cifra récord en el número de contagios en un día.

“La difusión intencionada de la enfermedad que ponga en peligro la seguridad pública o provoque graves daños personales, la muerte o grandes pérdidas a la propiedad pública o privada será castigada con penas de diez años a cadena perpetua o con la muerte”, dijo el Tribunal Supremo del Pueblo.

El anuncio pone de manifiesto la preocupación de las autoridades por la posible extensión de la epidemia en las zonas rurales. La Organización Mundial de la Salud consideró contraproducente la brutal medida.

La advertencia, que apela a la ley de enfermedades infecciosas, pretende reforzar las medidas del Gobierno para evitar que las miles de personas que se encuentran en cuarentena se salten el aislamiento y los millones de emigrantes a los que se ha prohibido regresar a sus pueblos lo hagan.

Según el tribunal, toda persona infectada o sospechosa de estarlo que se niegue a ser tratada y transmita el virus de forma no intencionada puede ser sentenciada a entre tres y siete años de cárcel. Aquellos funcionarios sanitarios que hayan descuidado su labor y permitan la propagación se enfrentarán hasta tres años de prisión.

También se impondrán penas de cárcel a quien difunda falsas noticias o alarmas sobre la neumonía o que venda remedios fraudulentos (15 años de cárcel). El anuncio encaja con la tradición china de amenazar con severos castigos, incluida la pena de muerte, en situaciones de emergencia. El Gobierno ya había dicho que empleará mano dura con quienes no cumplan su labor en la lucha contra una enfermedad que ha provocado 5,163 infectados y 271 fallecidos en el país y está teniendo graves consecuencias económicas.

La primera muestra fueron las destituciones del ministro de Sanidad y del alcalde de Pekín a finales de abril del presente año.

A partir de entonces, se han producido más de un centenar de despidos, sanciones y suspensiones de empleo de funcionarios en varias provincias.

Para la organización de derechos humanos Human Rights in China (HRIC), con sede en Nueva York, la decisión “criminaliza a las víctimas de la enfermedad y va a exacerbar el pánico con el que se ve el SARS (síndrome respiratorio agudo y grave) entre los mal informados”.

“Sólo un Gobierno autoritario ajeno a cómo se debe tratar un asunto grave de salud pública amenazaría con medidas draconianas como la ejecución o la cadena perpetua para controlar la propagación”, explica Sharon Hom, directora ejecutiva de HRIC. “Lo que hace falta es un ejercicio médico seguro y educación pública”.

Para reforzar el precario sistema sanitario rural, las autoridades están enviando médicos y enfermeras de las provincias más desarrolladas a las más pobres, están transfiriendo doctores militares y están construyendo unidades de aislamiento en los hospitales de los pueblos. Según Wu Yi, viceprimera ministra y ministra de Sanidad, el principal campo de batalla contra la neumonía se encuentra en el norte de China. El presidente, Hu Jintao, ha insistido en la importancia de mantener el desarrollo económico e impulsar la demanda doméstica al tiempo que se lucha contra el SARS. Pekín registró ayer 27 infectados y un fallecimiento, lo que sitúa las cifras en la capital en 2.388 y 140, respectivamente.

China ha detenido a un doctor por haber roto una cuarentena y haber provocado un brote que ha infectado a más de 100 personas en la ciudad norteña de Linhe. Las autoridades quieren acusarle de haber incumplido la ley de enfermedades infecciosas.

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