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Megaproyectos para La Laguna

Luis Maeda Villalobos

Si usted amigo lector, se fija detenidamente en lo que está pasando en la región, en Torreón y en general La Laguna, se dará cuenta que nos estamos quedando atrás en comunicación vial. Ello desfigura la idea, o la fundamenta mal, de que La Laguna es un polo de desarrollo de importancia nacional, que alguien trata de frenar al no dar oídos a las propuestas de interconexión a otras regiones estratégicas y favorables al crecimiento de la región Suroeste del Estado de Coahuila.

Hace tres años, el Consejo Ecológico de Participación Ciudadana de Torreón, A.C., en conjunto con el Instituto de Investigaciones Científicas, Históricas y Geográficas de Coahuila, Unidad Laguna, previendo esa situación y la necesidad de comunicación de fácil acceso, elaboraron una propuesta que incluye cuatro megaproyectos y la solución a la contaminación regional en sus tres niveles más importantes de la Naturaleza. Megaproyectos a los que nadie ha hecho caso, por razones políticas aberrantes y que ahora son una verdadera necesidad.

Generar inversiones y empleo y convertir así a La Laguna y Torreón en un centro de alta productividad, a semejanza de Monterrey Nuevo León, es la meta, mientras el egoísmo y la distracción, han dado prioridad a obras suntuarias, más que propiciar el progreso de La Laguna, que es el corazón del país en el altiplano septentrional, como un foco de alta productividad.

En el marco de una mejor comunicación vial, permitirá por un lado un intercambio comercial interior y por el otro, un apoyo a las coinversiones, lo que, si las cosas continúan igual, la zona conurbada de La Laguna quedará aislada del consenso nacional. Los laguneros, hombres fuertes y trabajadores, de empresa, a pesar de los escollos, seguirán a la vanguardia, con estos megaproyectos, que comienzan con la evaluación de los acuíferos regionales, para saber cuánta agua nos queda y por cuánto tiempo, después del uso irracional de hace no menos de cincuenta años y sobreexplotar las reservas subterráneas, además de conocer su calidad.

El segundo megaproyecto propuesto, es comunicar a Torreón y La Laguna con San Luis Potosí a través de unir la autopista Unión, que viene de Chihuahua a Durango, pasando por Torreón, Viesca, Camacho Zacatecas, hasta San Luis Potosí y de ahí, al Distrito Federal.

El tercer megaproyecto, es la construcción de autovías rápidas de servicio mixto –de carga y pasaje- de doble vía, de Torreón, Viesca, Parras, General Cepeda, Saltillo y Monterrey, lo que permitirá, de esa forma, unir los dos polos de desarrollo importantes.

El cuarto megaproyecto estipula la reinstalación de los tranvías, de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, que favorecerán el tránsito entre las tres ciudades del área metropolitana de la zona conurbada de La Laguna y habrá menos contaminación. Para el caso, no faltará algún país o empresa nacional bajo licitación y anuencia gubernamental, con observancia de la Ley, que desee participar en la convocatoria bajo un régimen de concesión por diez años o más. La propuesta es un ejemplo a seguir, dado el retroceso económico, político y social, evitando los pasos negativos del momento.

Como vemos, no todo está perdido. Hay deseos de salir del bache con mejores perspectivas, para construir un México más sólido sin mentiras, corrupción e intransparencia, con un sentimiento de nación.

No es por los extremos de derecha o de izquierda el camino. Es el fiel de la balanza, equilibrado, con una simetría cuyos brazos son la justicia igualitaria y el Derecho. Hay necesidad de combatir la pobreza con soluciones reales, de soportar en la honestidad la solución y con tecnología de producción, obtener productos de calidad que tengan competitividad y aceptación en el mercado extranjero.

Se ha propuesto finalmente, para preservar la salud y el bienestar de los mexicanos, algo que no es un megaproyecto, pero sí una necesidad: la instalación de laboratorios de control de calidad de los alimentos. Nadie sabe a ciencia cierta qué tipo de alimentos está comiendo el pueblo, sean productos nacionales o importados y su calidad, y si están libres de tóxicos, como plaguicidas, plomo, arsénico y otros metales pesados a los que se agregan conservadores, edulcorantes, colorantes y saborizantes. Además, no se sabe la calidad de los cárnicos, muchos de los cuales tienen años en refrigeración y son muy susceptibles de ser portadores de bacterias y virus. El laboratorio de investigación de la calidad de los alimentos, será un apoyo para mejorar la alimentación de los nacionales y ofrecer al turismo la garantía de la calidad de la ingesta. Este laboratorio dictaminará, así mismo, las cualidades del agua que se bebe y evitar de esa manera, padecimientos gastrointestinales e intoxicaciones, que bien pueden prevenirse.

Es de pensarse que los políticos sigan su carrera, al final tendrán que consultar a la ciencia y la tecnología, porque ellos mismos sufrirán las consecuencias. Es tiempo de meditar que la improvisación no es la solución. México tiene magníficos centros de investigación científica y profesionales calificados. Muchos de ellos están calentando la banca o se van al extranjero, debido a que en otros lados tienen campo para desarrollar sus habilidades, conocimientos y talentos, cosa que es una lástima perderlos.

Finalmente se propone para un futuro no lejano, la construcción de un aeropuerto internacional, con talleres de vanguardia para las naves de todas partes del mundo, en el Valle de Texas. En ese extenso territorio entre La Cuchilla, San Pedro, Zapata, al Nororiente y al Surponiente, entre la Sierra de San Lorenzo y la Sierra de Texas, prolongación de la de El Tabaco, proyecto del cual hablaremos pronto.

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