SAN FRANCISCO, EU.- Tras dos décadas como una de las bandas de hard rock más grandes en la historia, los miembros de Metallica tomaron el paso más radical de su carrera: retrocedieron unos años para conocerse.
Con el grupo caminado por el borde del precipicio, los incondicionales defensores del atronador heavy metal se trataron con un terapista que los instó a compartir sus sentimientos, abrazarse entre sí e incluso resolver temas que datan de la época en que eran niños.
Pero Metallica no vendió 80 millones de discos al adoptar una personalidad afectiva y blanda. La banda se hizo famosa a través de himnos sombríos como “Creeping Death” y “Seek & Destroy”. Y en el escenario, proyectaban invencibilidad, golpeando a los fans con su poder sinfónico.
No obstante, “St. Anger” (del sello Elektra), el primer álbum de estudio de Metallica desde “Re-Load” de 1997, y que está previsto saldrá al mercado la semana del nueve de junio, revela un lado vulnerable en los recién “iluminados” músicos, dijo el baterista Lars Ulrich. Para los admiradores que pudiesen preocuparse de que la banda ha vivido demasiado tiempo en el bastión liberal de San Francisco, Ulrich dijo a Reuters: “Si a la gente no le gusta el hecho de que eso es lo que es ahora, entonces al menos respétenlo y aléjense de eso graciosamente”.
Eso fue lo que hizo el bajista Jason Newsted a comienzos del 2001.
El músico conmocionó al grupo al renunciar después de 14 frustrantes años en los cuales se le impidió trabajar en proyectos externos y también fue intimidado por sus colegas que extrañaban a su predecesor, Cliff Burton, quien murió en un accidente de autobús en 1986 durante una gira.
“Cambio radical”
“En retrospectiva, es asombroso que duró 14 años”, dijo Ulrich en una entrevista en la sede de Metallica en San Rafael, al norte de San Francisco.
“Pero lo que hizo fue obligarnos a ver la manera en que estábamos haciendo las cosas, y fue bien claro que (...) para que la banda tuviese un futuro y continuara haciendo algo bajo el nombre de Metallica, tendría que ser un cambio radical”.
Entró Phil Towle, un instructor de actuación que se especializa en hacer que los equipos deportivos se lleven bien.
Pero salió el cantante y guitarrista James Hetfield, quien pasó varias semanas del año en rehabilitación por alcohol y pareció que nunca regresaría.
Desde que Ulrich y Hetfield, ahora con 39 años, cofundaron Metallica en 1981, pelearon entre sí por el control de la banda.
Normalmente, la ausencia de Hetfield habría permitido a Ulrich acaparar el poder. Pero Towle enseñó a la banda -que también conforman el guitarrista líder de 40 años Kirk Hammett y el reciente reemplazo de Newsted, Robert Trujillo- a trabajar de manera colectiva.
“Ahora no gastamos la mitad de la energía peleando por una posición estelar, porque ahora hemos encontrado una forma de comunicarnos y hablarnos, y sentarnos y considerar los puntos de vistas de cada quien”, afirmó Ulrich.
“Todo eso se adhirió completamente en la grabación de este disco, así como muchas de las decisiones”.
En el pasado, Ulrich y Hetfield eran los únicos responsables de la mayoría de las canciones de Metallica. En esta ocasión, compartieron los créditos de todo “St. Anger” con Hammett y el productor de largo tiempo Bob Rock, quien participó con el bajo.
Todas las canciones fueron creadas durante largas sesiones de improvisación en la sede de Metallica. A nadie se le permitió traer su propio material. Después de cada sesión, Ulrich y Rock se sentaron en la computadora, amoldando los mejores bits en una canción.
El primordialmente escritor Hetfield agregó luego las letras, con la ayuda de sus compañeros en la banda.
Sobrio y relajado, Hetfield deja al descubierto su alma en canciones como “I Want My Anger To Be Healthy” (Quiero que mi Ira Sea Saludable) y “Dirty Window” (Ventana Sucia).
“Recolección
de momentos”
Ulrich califica al disco como una “recolección de momentos”. Ninguna de las 11 canciones está por debajo de los cinco minutos, y tres de ellas pasan los ocho minutos. Ese es el clásico Metallica, antes de que enojaran a sus fans en la década de 1990 grabando canciones adecuadas para la radio.
Quizás lo más preocupante para los aficionados es la ausencia de solos de guitarra. Ulrich dijo que la banda trató desesperadamente de agregar sonido, pero concluyeron en que “abarataba” la calidad.
Trujillo, de 38 años, quien estuvo trabajando con Ozzy Osbourne cuando lo llamaron para unirse a Metallica en febrero, dijo que la banda ya había aceptado su aporte en asuntos como el diseño de la carátula del álbum y del DVD que acompañará el CD.
“Ellos están motivados a tener una entidad colaboradora, y eso es realmente importante para mí”, afirmó Trujillo.
“Si esto hubiese pasado hace dos años, no estaría sentado aquí, porque habría estado en conflicto en cierta forma”.