Washington, (EFE).- Un grupo de investigadores ha encontrado en rocas de la Antártida granos minerales inusitados que podrían ser las huellas minerales del impacto de un gran asteroide en la Tierra hace unos 250 millones de años, según un artículo que publica la revista "Science".
Durante varias décadas los científicos han creído que fue el impacto de un gran asteroide hace unos 66 millones de años, al fin del período cretáceo terciario, el que causó la extinción de numerosas especies animales, como los dinosaurios.
Los expertos que apoyan esta hipótesis creen que el meteorito del cretáceo terciario impactó la Tierra en la región donde ahora se encuentra el Golfo de México, al norte de la península de Yucatán.
Pero el equipo de estudiosos encabezado por Ashis Basu, de la Universidad de Rochester, en Nueva York, cree que ha encontrado trazas de una colisión similar a fines del período pérmico y comienzos del triásico, sobre la cual hasta ahora no había más que hipótesis.
Según el artículo, los investigadores encontraron granos minerales similares a condritos (fragmentos de meteoro), en un lecho del período pérmico tardío en la Antártida.
La capa de roca también contiene trozos metálicos similares a los obtenidos de sitios en Asia con igual antigüedad.
Aunque su origen sigue siendo incierto, estos materiales no se asemejan a ningún otro de origen terrestre, y aparentemente sólo se encuentran en capas que datan del final del período pérmico.
"Aparentemente las dos extinciones de especies más grandes en la historia del planeta fueron causadas por colisiones catastróficas con meteoros", indica el artículo.
La extinción masiva de especies al final del período pérmico es, posiblemente, la más grande en la historia de la vida en la Tierra, y causó la desaparición de más del 90 por ciento de las especies, añade.
En un comentario sobre la nueva hipótesis, Richard A. Kerr, de la revista "Science", señala que "mientras unos investigadores sostienen que han encontrado pruebas de un segundo gran impacto exterminador" hay otros geólogos que afirman que todavía no hay las pruebas necesarias para validar la teoría de "un segundo asesino".
David Kring, de la Universidad de Arizona en Tucson, está de acuerdo en que los fragmentos minerales hallados en la Antártida casi con seguridad son de origen extraterrestre, pero dice que eso no prueba que haya habido en esa región el impacto de un gran meteorito exterminador.
En un segundo estudio, se sugiere que una intensa actividad volcánica dio lugar a un gran episodio de calentamiento atmosférico hace unos 66 millones de años, pero que esto probablemente no fue un factor mayor en la extinción de especies que, supuestamente, ocurrió en el cretáceo terciario.
Varios cientos de miles de años antes de la extinción, los volcanes vomitaron dióxido de carbono en la atmósfera y cubrieron una gran región de lo que ahora es India, con lava basáltica, de acuerdo con los autores de este estudio, encabezados por Gregory Ravizza, de la Universidad de Hawai.
El supuesto calentamiento atmosférico parece como una analogía antigua de los cambios climáticos que muchos expertos atribuyen a la contaminación atmosférica acentuada por la economía industrial, y los científicos creen que el estudio de la situación antigua ayudaría a comprender la moderna.