IXTAPA, México, (Reuters) - "Aaaaauuuaaa-uuuaaa", grita el anciano de rostro aindiado Tamacun con las manos alrededor de su boca a modo de bocina, mientras clava sus ojos en el agua.
Varios cocodrilos de hasta cinco metros de largo emergen lentamente de las aguas verdosas respondiendo al llamado. Tamacun salta una barda y baja al estero con bolsas negras repletas de pescado.
Los reptiles lo rodean. Los turistas, que llevan a sus hijos a verlo, le suplican prudencia. Pero Tamacun, aunque sólo puede ver con un ojo diezmado por las cataratas, sonríe.
"Aplausen, aplausen", dice a la gente en una mezcla de español e inglés el viejo mexicano de barba, pelo gris largo desordenado y una vincha de caracoles. "No soy el rey porque me lo dicen, sino porque lo demuestro".
Las inmensas bestias, que Tamacun ha criado y bautizado con los nombres de los jugadores de su equipo de fútbol favorito, el América, comen pescado de sus manos mientras les soba la cabeza o se acuesta encima de ellos con pose triunfal.
La escena, aunque parece sacada del Libro de la Selva o de una nueva versión de Tarzán, se la puede ver todos los días en la reserva de Playa Linda, en el balneario mexicano de Ixtapa a orillas del Océano Pacífico, donde abundan lagunas y esteros con cocodrilos.
Aunque algunos creen que el hombre se ha vuelto loco, Tamacun recibe un sueldo de 3.300 pesos (unos 317 dólares) por mes del municipio de Ixtapa-Zihuatanejo, por entretener al turismo y atrapar a los cocodrilos que se escapan de la reserva.
Erroberto Piza, el nombre verdadero de Tamacun, se dio cuenta de su habilidad para comunicarse con los animales cuando era muy pequeño en su nativo Atoyac, en la sierra del estado de Guerrero, cerca de Ixtapa, donde atrapaba animales sin que lo lastimaran.
"Me vine de mi tierra y cargaba las culebras del pescuezo, cargaba animales abrazados. Me decían 'oiga señor, usted está loco'", cuenta Tamacun, vestido con uniforme amarillo del América mientras un cocodrilito le muerde suavemente la mejilla.
"Dije me voy a hacer aliados de ellos por mi don", agrega el hombre de 66 años. "Los entiendo (a los cocodrilos) desde un mes de nacidos. Ya cuando no los puedo cargar acá los libero y vengo en la noche a entrenarlos, a hablarles".
UN TIPO POPULAR
De los 80 cocodrilos que se estima viven en el municipio, el "Cocodrilo Dundee" mexicano se jacta de haber criado a 47. Y en el balneario es un tipo popular, toda la gente lo saluda y se le arremolina cuando pasa con su cuatriciclo, un obsequio del gobernador del estado por su contribución a atraer el turismo.
Ixtapa vive de eso: es una franja de hoteles de lujo sobre la playa, una marina y modernos restaurantes que descansan al lado del pueblo de pescadores Zihuatanejo, donde reside gran parte de la gente que trabaja en la zona, como Tamacun.
De acuerdo a cifras del municipio, hasta 350.000 visitantes se asolean anualmente en estas playas del estado de Guerrero, donde Tamacun es un ícono.
"Lo conocen muy bien los cocodrilos y que si hay un atractivo para el turista que quiere disfrutar de un espectáculo, pues tenemos que diferenciar a Tamacun", dijo el director de Turismo del municipio, Raúl Chávez.
Tamacun se puso ese apodo por un atleta africano al que admiraba de joven. Su cuerpo fibroso y delgado recuerda su pasado de maratonista. Y su presente temerario le hizo ganar la admiración de sus vecinos.
"Tamacun es el ídolo de mi colonia (barrio)", dice Jorge Montes, que tiene un puesto de jugos en la calle al lado de la reserva donde el osado hombre conversa con los animales.
Pero el "Cocodrilo Dundee" de la vida real no se conforma. Ahora quiere nadar con los cocodrilos y dice que necesita un lugar nuevo y muy limpio para que las bestias lo reconozcan.
Alfonso Becerro, legislador de la asamblea local, dice que tienen en estudio trasladar a los cocodrilos a una nueva reserva para que Tamacun pueda realizar su peligroso show.
"Siempre le hemos pedido que tenga mucho cuidado, si bien es cierto que tiene toda la experiencia del mundo", dice por su parte Chávez. "Afortunadamente hasta ahorita y después de muchísimos años no ha pasado nada".