Segunda parte
En la semana pasada vimos y escudriñamos algunos de los pensamientos de Paul Percy Harris, fundador del Rotarismo, vertidos por él en la Convención de Boston de 1923. Hemos sido testigos por sus biógrafos, que su vida desde su infancia no fue nada fácil, que siempre estuvo marcada por la adversidad y que a pesar de esto, su vida se dedicó al estudio de los hombres con una gran dosis de amistad.
Sobresale en esta primera parte del discurso de la semana anterior, cómo la adversidad no destruye, sino construye y cómo las naciones emergen en períodos de adversidad.
Así también cómo, paulatinamente, la sociedad desde sus tiempos se ha dedicado a la adoración del “dios de las cosas”, concluyendo: el “dios de las cosas” es un dios falso, no merece la adoración de los hombres.
En los siguientes párrafos observaremos algunos otros fragmentos de su pensamiento: “La vida tiene áreas que están más allá de los límites de los negocios. Tales áreas deben de ser cultivadas si queremos aprovechar la vida al máximo. Necesitamos que nuestro hijos sean felices, ¿Cómo conseguirlo? Ellos deben ser auto responsables. No debemos por tanto, educarlos sin su cooperación. La mejor herencia que podemos dejarles es el privilegio de permitirles construir sus propias vidas. La lucha por la vida es una gran constructora de caracteres.
No debemos distorsionar nuestras propias vidas para proveer de medios y así arruinar la vida de nuestros hijos. El orden nuevo debe abrir nuevas e inacabables oportunidades para emplear sus energías.
El arte y la literatura tienen su parte en este nuevo orden de cosas. Emerson decía que la belleza es una necesidad. Desgraciadamente en los barrios bajos no se vive, apenas se subsiste; pero habrá barrios que nuestros hijos edifiquen con situaciones diferentes. Ellos conducirán a las generaciones futuras campo afuera, y artistas de nombradía, que serán inmortales, surgirán entre ellos.
¿Qué tiene la vida para ofrecernos, fuera de la adoración de las cosas? Id por los nuevos caminos que serpean entre las montañas majestuosas de Nueva Inglaterra.
Encontraréis que el aire está perfumado con olores de bálsamo y que hay melodía en el canto de los pájaros y el murmullo de la corriente. Seréis felices de vivir y veréis la vida en nueva perspectiva’’. Decía Paul Harris. “En mis 65 años, gozo mirando hacia atrás las sombras que se alargan. La amistad de los hombres de muchos países me hicieron millonario. Mis acciones han pagado ricos dividendos; han estado siempre por sobre la par. La vida es más que acero, motores y rieles, más que negocios.
Las palabras más dulces que brotan de la lengua o de la pluma no son acciones, bonos o intereses y dividendos, son: madre, padre, esposa e hijos; hermanos y amigos. Se yerguen imperecederas por toda la vida. La vida nueva será más dulce, más plena y más feliz de lo que hasta ahora hayamos conocido’’.
¿Qué tienen que ver estos pensamientos con Rotary? Tiene que ver en todo; esta vida nueva que el hombre está avistando y de la que ya se habla entre los Rotarios es la vida futura de Rotary. Aquella que nosotros hemos sintetizado en la expresión de “dar de si antes de pensar en si’’.
“Sembremos la semilla del amor”.
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