La belleza es bella porque es frágil y efímera. La gracia de las cosas, del tiempo y de los seres, ahora está y enseguida ya no.
Esta mañana tiemblo por la flor del duraznero. ¡Es tan hermosa y débil! Basta que alguien pronuncie cerca de ella la palabra "invierno" para que se entristezca y caiga.
Sé, sin embargo, en dónde está la fuerza de la flor: en el recuerdo. Si cae del árbol, mi memoria la tomará para guardarla. Muchos frutos se han ido, y muchos árboles, y sin embargo vive en mí la diminuta flor rosada cuyos pétalos cayeron en el libro en que estaba leyendo, cuando joven, un poema de Rilke. La flor de aquel poema está olvidada; el poema de aquella flor sigue conmigo.
En tratándose de flores o mujeres la belleza es muy bella cuando se le ve, pero es más bella aún cuando se le recuerda.
¡Hasta mañana!...