Los indios pieles rojas eran muy salvajes. Arrancaban el cuero cabelludo de sus víctimas para mostrarlo como trofeo de guerra sanguinoso.
Eso dice la leyenda. La historia, sin embargo, ha demostrado que los aborígenes de América del Norte no conocían tal bárbara costumbre. La aprendieron de los colonizadores ingleses y holandeses. Cortar con todo y piel la cabellera de los muertos en batalla era uso de los galos, de los bretones, de los suevos. La práctica vino a tierras americanas con los europeos; de ellos la tomaron los indios pieles rojas.
Sucede que muchas veces aquellos a quienes damos el título de bárbaros son muy civilizados, y aquellos a quienes llamamos civilizados son muy bárbaros.
¡Hasta mañana!...