Por Armando FUENTES AGUIRRE.
-¡Que viene el lobo, que viene el lobo!
Así gritaban los pastores para anunciar la presencia de la fiera y que todos guardaran sus rebaños.
Cierto día un pastor joven gritó mentirosamente:
-¡Que viene el lobo, que viene el lobo!
Corrieron los pastores a proteger a sus ovejas, pero era falso el grito: el lobo no venía.
-No lo vuelvas a hacer -le dijeron al muchacho los mayores.
Al fabulista le molestó aquello. Fue a inquirir por qué los pastores no habían apaleado al mentiroso. Esa paliza era un final feliz para su fábula. Lo vio llegar un pastor y gritó lleno de alarma:
-¡Que viene el fabulista, que viene el fabulista!
Entonces todos los pastores se echaron sobre el recién llegado y lo apalearon, pues no les gustaban los moralistas que creen tener el monopolio de la verdad y la virtud.
He aquí un final feliz para esta fábula.
¡Hasta mañana!...