-Esto no podrá funcionar -dijo el maestro a su discípulo después de revisar la máquina que el muchacho le mostraba.
El discípulo oprimió un botón y el aparato empezó a funcionar perfectamente, y a hacer aquello para lo cual su joven inventor lo había diseñado.
La expresión del maestro no cambió. Dijo a su alumno:
-Está bien: en la práctica funciona. Pero ¿funcionará en la teoría?
¡Hasta mañana!...