Me habría gustado conocer a Gordiano, emperador de Roma. A él se refirió Gibbon en un curioso texto. Dice el historiador inglés:
"... Veintidós concubinas y una biblioteca de quinientos volúmenes dan testimonio de las variadas aficiones de Gordiano. Tuvo seis o siete hijos en cada una de sus mujeres, y dejó dos docenas de obras escritas por él mismo. Una cosa y la otra muestran que tanto las mujeres como los libros le servían para propósitos que iban más allá de la simple ostentación...".
Me habría gustado conocer a ese emperador. Amaba las mujeres y amaba los libros. Los dos amores son recomendables, muy deleitosos ambos para el alma y para el cuerpo. Mucho aprendió Gordiano con sus veintidós concubinas y sus quinientos volúmenes. Y más habría aprendido, digo yo, si hubiese tenido quinientas concubinas y veintidós volúmenes.
¡Hasta mañana!...