El viajero llega a Matehuala, San Luis Potosí, y entra en el teatro que lleva el nombre de Manuel José Othón.
Pequeño teatro es ése, y lindo. En su pórtico hay un busto broncíneo del poeta y un retrato donde el autor del "Himno de los bosques" aparece con traza de abogado.
La sala tiene plateas. El viajero imagina a las modosas señoritas de miriñaque y peinado de bandós atisbando con disimulo a los galanes a través de sus impertinentes. Otras modosas señoritas y otros galanes hay en esta sala: por sobre el alto techo se oyen arrullos de palomas...
Ojalá los matehualenses cuiden este teatro infantino que tantos ecos guarda de pasadas voces. Ninguna zafiedad, ningún falso progreso debe quitarle a Matehuala esta impensada maravilla a la que entró el viajero como si al tiempo entrara, con paso que no quiere pasar.
¡Hasta mañana!...