-Dicen que tu hermana es más inteligente que tú.
La señora lo pensó un poco y luego respondió:
-No es que sea más inteligente. Lo que pasa es que habla menos.
Hay en esa contestación una excelente dosis de sabiduría. El que mucho habla mucho yerra, dice el pueblo. Y, como siempre, dice bien. Callar, en cambio, da impresión de sapiencia. Pacheco, el personaje de Queiroz, llegó a las más altas cumbres de la magistratura y la política sin decir jamás una palabra. Guardaba siempre un continente serio, solemne y reservado que le dio fama de hombre profundo, conocedor de todos los misterios.
Tenía razón el inolvidable Chaparro Tijerina. Declaraba con gran ponderación:
"Un pendejo callado es oro molido".
¡Hasta mañana!...