El día que don Juan cumplió 70 años alguien le preguntó si escribiría sus memorias.
-No tengo memorias -respondió el gran seductor.
-¿Queréis decir que no recordáis nada? -le dijo el importuno.
-Todo lo recuerdo -contestó el sevillano-. Pero todo lo olvido. Hay quienes piensan que el arte de la seducción consiste en la palabra, cuando en verdad consiste en el silencio. A la mujer le gusta oír las palabras de su seductor, pero una vez seducida prefiere su silencio.
-Entonces sóis un caballero -quiso halagar el preguntón a don Juan.
-Sí, pero no demasiado -replicó don Juan-. En secreto las mujeres se burlan un poco de los caballeros. La caballerosidad es para después. Entonces ellas la agradecen. La audacia es para antes. Entonces ellas la agradecen más.
El preguntón no preguntó ya más. Se dio cuenta de que eso de la seducción es un arte y una ciencia. Y nadie pregunta a los artistas el secreto de su arte, ni a los científicos las fórmulas ocultas de su ciencia.
¡Hasta mañana!...