Me habría gustado conocer a don Guillermo Tritschler y Córdova, Arzobispo que fue de Monterrey.
En 1938 cumplió 60 años. Festejó la ocasión escalando el Popocatépetl. Treinta años antes, en plena juventud, había oficiado una misa en el cráter del volcán.
Señor muy sabio éste. En cierta ocasión fue invitado a bendecir una granja porcina. El dueño, entusiasmado, hizo el encomio de sus animales. "En tratándose de cerdos -dijo- todo es dinero". "-Sí -replicó monseñor Tritschler con tristeza-. Y en tratándose de dinero...".
Era pequeño de cuerpo y grande de alma. Sabía hablar de todo, menos del bien que hacía a los demás. "El bien nunca hace ruido, y el ruido nunca hace bien". Eso lo dijo San Francisco de Sales, gran hacedor de frases.
Me habría gustado conocer a don Guillermo Tritschler, de felicísima memoria. Era hombre de cumbres, y es en la soledad de las cumbres donde el hombre encuentra la perfecta compañía: Dios.
¡Hasta mañana!...