Este hombre tiene fija la mirada en la pared. En vano busca una palabra que no puede encontrar. Está escribiendo un soneto, y recuerda lo dicho por Flaubert: "... No hay más que una sola palabra para expresar un pensamiento. El arte de escribir consiste en encontrar precisamente esa palabra, y en desechar todas las demás...".
Se desespera el hombre. ¿Cómo puede alguien escribir un soneto si está desesperado? Un soneto es casi una ecuación matemática, y los matemáticos jamás se desesperan. El soneto es siempre clásico. Al romanticismo pertenece la desesperación.
¿Qué palabra es la que busca el hombre? No lo sé. De pronto se oyen pasos que el hombre no escucha, y yo tampoco. Se abre una puerta: ni el hombre ni yo advertimos que se ha abierto. Una mano invisible se posa sobre el hombre y éste cae muerto de bruces sobre su mesa de trabajo. En el papel aparece escrita la palabra que el hombre no encontraba. La palabra era "muerte". El hombre no la puede leer. Tampoco yo.
¡Hasta mañana!...