Esta leyenda es húngara, y sirve para explicar por qué hay montañas en el mundo.
Cuando Nuestro Señor Jesucristo subió a los cielos el día de su ascensión gloriosa, la Tierra no se resignaba a perderlo. Algunas partes de ella ascendieron con Jesús, como para alcanzarlo y detenerlo, hasta que no pudieron ya seguir su vuelo por el peso de la materia terrenal. Así quedaron hechas las montañas, y así también se hicieron las grandes simas, cañones y quebradas: de ahí salió la tierra que se alzó para formar los montes cuando el mundo no quiso separarse del Señor y pretendió subir con Él a las alturas.
Las montañas, entonces, son como manos de la Tierra que se alzan para buscar a Dios. Por eso en las cumbres nos sentimos más cerca de Él, porque las montañas son altares de Dios. Los hombres las copiaron, e hicieron catedrales.
¡Hasta mañana!...