El padre Soárez contaba a sus feligreses los antiguos milagros hechos por San Virila.
-Una vez colgó su capa de un rayo de sol -les relataba-. Otra vez no sólo hizo hablar a un mudo, sino hizo también callar a un predicador que tenía una idea demasiado elevada de su elocuencia, y ése es milagro mayor. En otra ocasión evitó durante todo un día que dos mujeres que vivían en la misma casa pelearan entre sí. Cuando alguien le pidió que detuviera el Sol en el espacio, él respondió que haría algo más difícil aún: detendría a la Luna, que es mujer, y a las mujeres, ya se sabe, no hay quién las detenga.
Uno de los oyentes dijo al padre Soárez:
-En verdad los milagros que hacía San Virila son maravillosos. ¿Crees que si volviera al mundo podría hacer el milagro de controlar el desempleo?
-Te diré -respondió el padre Soárez-. San Virila hacía milagros, no imposibles.
¡Hasta mañana!...