HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
En el principio no había crepúsculo ni amanecer.
Decía el Señor: "-Hágase la luz”. Y la luz se hacía. Decía el Señor: "-Deshágase la luz”. Y la luz se deshacía.
Quiero decir que el día comenzaba de golpe y la noche caía de repente.
Pero de pronto ya no sucedió así. Una vez empezó a amanecer con lentitud. La oscuridad se sonrojó -quizá por las cosas que en ella sucedían- y poco a poco se hizo resplandor. Después la noche vino despacito, como para no asustar a los niños, y amanecer y crepúsculo fueron un espectáculo hermosísimo, suficiente para acabar con los ateos.
-¿Por qué cambiaste así las cosas? -preguntó Adán al Señor.
Con una sonrisa le explicó el Augusto:
-Bueno, hasta Yo necesito un poco de publicidad.
¡Hasta mañana!...