El señor y la señora González son católicos.
Están firmemente convencidos de que una pequeña rodaja de pan blanco es el cuerpo de Dios. Cuando comen esa hostia se sienten llenos de luz y salen al mundo a hacer el bien al prójimo, pues en el rito encuentran inspiración para servir a sus hermanos y poner luz de amor en los demás.
¡Qué hermosa y fecunda eucaristía!
Xin-Ten-Piang y su esposa Lin-Deng son practicantes de la religión de Ku, en los altos Himalayas. Están firmemente convencidos de que el espíritu de Dios entra en un vaso de leche agria de oveja si se le añaden unas cuantas gotas de sangre de toro. Cuando juntos beben de ese vaso se sienten llenos de luz y salen al mundo a hacer el bien al prójimo, pues en el rito encuentran inspiración para servir a sus hermanos y poner luz de amor en los demás.
¡Qué hermosa y fecunda es también esa eucaristía! ¡Qué admirable es un rito -cualquier rito- si se convierte en ímpetu de amor para hacer el bien a nuestro prójimo!