La muerte de mi amigo me dolió, y al mismo tiempo me dejó el sentimiento de la paz. Lo voy a extrañar, sí, como se extraña a los amigos idos. Pero en hombres como él la muerte no hace más que abrir la puerta de la inmortalidad, y él tendrá vida eterna en el recuerdo.
Eulalio González, "El Piporro"... Murió en su casa, y murió de su muerte. Quiero decir, sin otra enfermedad que la del tiempo. Ésa es la muerte que nuestros abuelos llamaban buena, y que pedían al rezar las oraciones de la noche.
Se fue en el sueño Lalo, en un sueño dentro de ese otro sueño que es la vida. En el sueño de la nuestra lo seguiremos viendo, eternamente joven, eternamente alegre, demostrando con un sonoro ¡ajúa! la ineficacia de la muerte.
¡Hasta mañana!...