Cantando la cigarra pasó el verano entero.
Cuando llegó el invierno tuvo hambre. Buscó a la hormiga y le pidió algo de comer.
-¡Necia! -respondió la hormiga con voz dura-. Ya se fueron los días del verano; el crudo invierno llegó a tu corazón.
Y así diciendo le dio con la puerta en las narices.
Se alejó la cigarra tristemente. En sus oídos empezaron a resonar las palabras de la hormiga: "Ya se fueron los días del verano; el crudo invierno llegó a tu corazón”... ¡Qué buena letra para una canción! se dijo. Añadió otras líneas a ésa y les puso música. La canción fue un éxito: en poco tiempo ya se cantaba en todas partes. Se hizo rica con ella la cigarra; compró el granero de la hormiga y lo repartió entre los artistas pobres.
La hormiga reclamó una parte de las ganancias que daba la canción. Después de todo, alegó, ella le había inspirado aquella letra a la cigarra. Pero todos le dijeron:
-¡Perezosa! ¡Trabaja si quieres ganar algo!
Se alejó la hormiga tristemente. Esas palabras resonaban en sus oídos, pero con ellas no se podía hacer una canción.
¡Hasta mañana!...