-Soy la misma tijera.
El filósofo no entendió aquella singular presentación.
-Sí -continuó ella-. ¿Ha escuchado usted la frase: "Los dos están cortados por la misma tijera”? Yo soy esa tijera. Yo soy la tijera a la que alude aquella frase.
-Me da gusto conocerla -dijo el filósofo, cortés-. ¿Puedo servirla en algo?
-En mucho -respondió la tijera-. Debe saber usted que nunca he cortado a dos. Hasta donde sé, ninguna tijera ha cortado a dos, tampoco. Y las conozco a todas. No hay, por lo tanto, dos que estén cortados por la misma tijera. Le pido que me ayude a desmentir aquella frase.
El filósofo accedió a la petición. Escribió un ensayo en el que expone una sencilla verdad muy olvidada: en la rica variedad de los seres humanos no hay dos que estén cortados por la misma tijera.
¡Hasta mañana!...