Tengo sobre mi mesa de trabajo la oración de San Francisco: "Señor, hazme instrumento de tu paz...”.
Ahora tengo también un borriquillo hecho de pasta. Mi esposa lo compró a unas monjitas que vendían figuras para el Nacimiento y me lo regaló.
Mientras escribo el burrito me recuerda que debo ser como él: paciente, humilde, trabajador y bueno. Mejor sería yo si fuera un poco menos como yo y un poco más como él.
Cuando llegue la Nochebuena pondré al borriquito en el portal, junto al Señor.
Ahí espero estar yo también cuando llegue mi Navidad.
¡Hasta mañana!...