El Señor supo que iba a existir Bach.
Por eso creó el tiempo.
El Señor supo que iba a existir Mozart.
Por eso creó el domingo en la mañana.
El Señor supo que iba a existir Debussy.
Por eso creó las tardes cálidas bajo la lluvia.
El Señor supo que iba a existir Mahler.
Por eso creó las montañas.
El Señor supo que iba a existir Brahms.
Por eso creó la niebla.
El Señor supo que iba a existir Beethoven.
Por eso creó el mar.
¡Hasta mañana!...