M I R A J E S
L U N E S
Nuestro “Siglo” de esta mañana nos trajo la noticia: que Augusto Monterroso había muerto. Pero, como dijo nuestro poeta, “no morirá del todo”: Su dinosaurio se encargará de mantenerlo con vida.
Sus engañosos libros que parecían de lectura fácil y sencilla para todos, y no representar ningún peligro para nadie, hizo perder el sueño a más de uno de sus lectores como el espejo aquel que no podía dormir, de que nos contara en “La oveja negra”.
Dedicó toda su vida a escribir palabra por palabra, no tecleando, cosa que hacía a diario, solamente para que salieran como salieren, sino leyéndolas una por una, limpiándolas, puliéndolas, oyéndolas para asegurarse de que era allí, donde él las colocaba, que tenían que ir y en ningún otro lugar. Aunque no todos los días lograba escribir claramente lo que pensaba, aquéllos en que esto sucedía se sentía a todo dar, tanto que al final de uno de ellos escribió: “Hoy me siento bien, un Balzac; estoy terminando esta línea.” De ella dejó constancia en su “Movimiento Perpetuo”.
Visitó el Zoológico de Chapultepec y aún se metió a las jaulas de algunos animales, para poder referirse a ellos en su libro “La Oveja Negra y demás fábulas”.
A México llegó de su patria, Guatemala, en 1944, para realizar aquí toda su obra literaria, por la que recibió el premio Villaurrutia y la condecoración del Águila Azteca. Descanse en paz.
M A R T E S
La verdad, no sólo hemos sido muy ricos, lo seguimos siendo. Excepcionales son los días en los que, al leer nuestro diario no nos encontremos con la noticia, de algún nuevo fraude cometido por algún empleado de gobierno, grande o mediano, pero en contacto, de alguna manera, con nuestra lana; es decir, que la estafa de alguna manera nos afecta a todos en proporción a los impuestos que paguemos.
Y lo anterior es en todo el país, pues no hay pueblo, por rabón que sea, que quiera distinguirse por lo contrario.
Lo peor de este asunto es que ahora se va complicando con los asesinatos, que es otra cosa que se va desarrollando rápidamente. Se asesina hoy por quítame de allá esas pajas, y hasta sin necesidad de ellas.
De las pantallas de los cines y de la tele las pistolas, grandes y chicas, han tomado las calles, particu-larmente las capitalinas, y su uso es mortal, pues no tiran mal los usuarios. Los negocios de quienes las venden deben haber subido sus ventas notablemente en los últimos tiempos.
Las películas han familiarizado tanto al hombre con los tiroteos y la cacería de seres humanos que dentro de poco este tipo de noticias dejarán de ser una tragedia para convertirse sólo en datos para otra estadística.
Retrocedemos, comentó Elvira esta mañana, mientras almorzábamos, pasándome el periódico: comenzamos a parecer un Chicago de los 20.
M I É R C O L E S
Ambos se humillan. Primero fue Fox el que no les hizo caso, por más que le llamaban desde sus campos. Ahora son ellos los que no acuden en la proporción en que eran esperados para dialogar. Tampoco Usabiaga ha hecho mucho por mantener a los campesinos ya no digo contentos sino con esperanzas de no ser olvidados. Pero, bueno, en cuestión de Secretarios, ya se sabe, en todos los tiempos los Mandamases han tenido sus favoritos y el de Agricultura, Ganadería y otras hierbas parece ser de ésos; de aquellos que cuando una queja sobre ellos ha subido hasta el Rey, Primer Ministro, Dictador o Presidente, éstos sólo dicen: “¡Ah, qué Fulano!”
Sea el que sea el problema del campo, se emparenta con todos los otros que tenemos en estos años en nuestro país por el lado económico de su solución. Sin dinero no se resolverá jamás. Claro, también por el trabajo, por un buen trabajo de parte de los campesinos, pero, sin dinero, ¿cómo se puede esperar? No es cuestión de dar azadonazos a tontas y locas. Es cuestión de lana. Por eso duelen los fraudes que se siguen cometiendo en el gobierno. Por eso duele que a todos los que antes cometieron los robos mayores de nuestra historia, a pesar de haberlos detenido, al parecer sólo fue para liberarlos sin quitarles un quinto, no obstante que la riqueza de México en gran parte quedó en sus manos.
J U E V E S
Siguiendo con lo de ayer, aquello de poderoso caballero es Don Dinero debe ser cierto, porque si no hubieran hecho lo que hicieron ¿de dónde y con qué hubieran costeado sus viajes a donde cada uno creyó estar a salvo de la justicia, dándose buena vida en esos lugares hasta que pudieron echarles la mano encima?
Si se hubieran quedado, les hubiera sido más fácil, según lo pudieron comprobar cuando a fuerzas los trajeron, pero, cuando corrieron, el pánico era incontrolable. Por lo demás, estos casos como que se vuelven una minita para todos los que participan en ellos. Por eso los hacen durar, porque si no, ¿por qué otra cosa?
Allí está la extradición de Montemayor, que es otro por las mismas.
Lo primero correr, después, desde lejos, ya se vería. Y hay la lleva. De extradición, nada, o muy poco. No sé cómo pasa, pero, a quienes nos defienden siempre les falta algo, éste o aquel papel, sin el cual los casos se vuelven cucarachas que no pueden caminar.
Total que el hombre vive allá como acostumbra y viven todos los suyos, y paga costosos abogados, y tiene la “suerte” de que la jueza acuerde aplazar la audiencia que se iba a celebrar este mes hasta el de agosto próximo. Suertudo que es el hombre. ¿Se podrá ser tanto sin dinero?
V I E R N E S
Ahora todo mundo, sobre todo el mundo joven, quiere ser cantante, no sólo porque les gusta cantar sino, también, porque los cantantes, sin necesidad de ser muy buenos, ganan un dineral que ya hubiera querido ganar Caruso en sus mejores tiempos, aunque es fama que le pagaban muy bien.
Cuentan que su primer éxito se debió a dos cosas: a su bonita voz y a una borrachera. Acompañaba a una compañía como tenor suplente, pero el tenor titular no faltaba nunca y él se aburría. Cantaban en Nápoles. Una tarde, él y otros amigos, de aburridos que estaban se emborracharon. Y precisamente aquella noche al tenor se le enronqueció la voz y no pudo cantar. Y el director echó mano de Caruso que salió a escena borracho.
Y entusiasmó al público tanto por lo bien que cantó como por las tonterías que hizo. Le aplaudieron, pero el director le despidió. Y la noche siguiente el público gritaba:
- ¡El borracho! ¡El borracho! ¡Que salga el borracho!
Y el director, para satisfacer al público mandó a buscar a Caruso y le hizo salir otra vez. Pero ya no estaba borracho y cantó tan bien que triunfó definitivamente por su voz y su canto. Y ya todo le fue fácil desde entonces.
S Á B A D O
Cuando dos policías son capaces de pagar, por extorsionar a un automovilista, o por lo que sea, 300 días de salario mínimo, es que esto de vestir un uniforme policíaco está podrido hasta los huesos.
Uno diría que la multa es exagerada, pero no, puesto que la pagaron.
Y no sólo eso; harán, seguramente, la lucha por seguir siendo lo que eran, si no allí, en la ciudad de México, donde esto sucedió, en cualquiera otra parte.
Creo que fue López Mateos el que dijo que los mexicanos, todos traíamos uno las manos en los bolsillos de otro, y con las excepciones necesarias para confirmar la regla, creo que tenía razón. Y si no es así en general, al menos todos los que de alguna manera están en el gobierno, de los puestos más chicos a los mayores, le dan la razón. Al menos, un porcentaje bien alto, todos los que llegan, allá o aquí, piensan que tienen seis o tres años para hacerse ricos, porque si no todos, principiando por sus familiares y sus amigos, pensarán que fue un tonto.
Por eso, rara vez llegamos a alguna parte.
Y DOMINGO
En cuanto a los abusos de la autoridad, nada es más frecuente en este pícaro mundo. IGNACIO RAMÍREZ.