Torreón Acoso escolar Torreón Agua Saludable Sistema Vial Abastos-Independencia Virgen de Guadalupe

Mirajes

Por: Emilio Herrera

L U N E S

Hágase como se quiera, pero, mientras no se castigue lo que castigo merece, las cosas malas van a seguir sucediendo. Y es una lástima que algo, tan juvenil, tan lleno de vida como es el paseo de automóviles que, domingo a domingo ocurre en la calle Central de la Colonia Torreón Jardín, pueda llegar a suspenderse sólo porque, de vez en cuando, algún joven, o dos, o más, pasados de copas, olvidando la respetabilidad de su o sus familias, pero, con el valimiento e influencia de su progenitor subida a la cabeza, son capaces de armar un escándalo de Padre y Muy Señor Mío en dicha colonia.

Estacionados de tal manera que obstruían la circulación de dicho paseo, ayer unos jóvenes lograron que algo así volviera a ocurrir, con el agravante de que, además de manejar un BMW, señal de que “poderoso caballero es don dinero”, uno traía un par de guaruras empistolados, claro, si no ¿qué caso tiene?

La policía sí; la policía hace lo que puede; la policía tiene su experiencia; “por sus autos los conoceréis”, dice, porque ha aprendido hasta dónde llegar según la marca que maneje un joven; así que se decidió por no hacer ninguna detención. Y punto. Terminada la flagrancia, la impunidad, imperó. Como siempre. Y, mañana, como siempre, se dirá que será la última vez que algo así no se castigue.

M A R T E S

¿Cuántas veces habrás oído, y hasta a ti mismo, decir: “Mañana; eso lo hacemos mañana”. Y no sólo trabajo, que al trabajo varias veces al día se le deja para el siguiente. No; placeres: el disfrute de esto y de lo otro. ¡Hasta un viaje habrás oído aplazar para el día siguiente! ¿Quién le asegura a nadie que llegará al día siguiente!

La vida es hoy. La tomas o la dejas. No hay de otra. Según tu edad, tu destino te espera; rumbo a él caminas cada día la parte que te toca, o lo vas cumpliendo ya cada día, o a lo mejor ya lo hiciste totalmente, y ahora lo disfrutas; es decir, cada día gozas lo que en este mundo te tocó hacer, aquello a lo que viniste.

En esto hay de todo. A los de ayer a lo mejor les tocó venir a dar vergüenzas. Y a quienes no los castigaron, a hacerles un daño mayor haciéndoles creer que el mundo es así.

Volviendo a lo nuestro, viviendo cada día como se debe, (lo que cada quien debe;) no dejando para mañana nada, porque cada mañana trae lo suyo, es como llegamos desahogados a lo que debemos dejar hecho cuando de aquí nos vayamos.

Ésa es la vida. Cada hoy es la vida. Para unos es rutinaria; para otros dispareja. Para cumplir la primera se necesita más valor que para vivir la segunda, aunque parezca lo contrario. Pero, hoy es la vida, no mañana.

El mañana no se puede vivir. Sólo el hoy.

M I É R C O L E S

Aunque a la muerte la pintan vestida, si así se viera no se reconocería.

Seguramente es como es, y así será la única forma que se ha visto. No puede asustarse de sí misma; no tiene para que ponerse encima nada. Y ni siquiera sabe si nos asusta o no.

Para algunos llega demasiado pronto, no se sabe por qué, pero, seguro que, cuando llegan a saberlo, si es que esto se llega a saber, le agradecerán el sólo haberles quitado la vida. A los que deja sumar años y años, acabarán no agradeciéndoselo, pues, según pasan los años, les arrebata muchas cosas. Sus amigos, por ejemplo. Y muchos sabemos el dolor que causa la pérdida de cada buen amigo, porque nunca tuvimos tantos como creímos, y cada uno de los que nos quitó la muerte, nos hace mucha falta.

Es implacable, pero no engaña. Será por falta de tiempo, y más cuando hay guerras y el qué hacer se le acumula; por lo regular llega cuando tiene que llegar, ni antes ni después, es muy puntual. Y no es tonta. O sencillamente acierta, no se confunde, no toma a uno por otro, aunque a veces a ella misma le pareciera. Como pasó con aquel banquero, que para evitarla, se disfrazó de mecánico, y hasta se peló a rapa, y se fue a pasar la noche en que, según eso, tenía que venir por él, a un billar de barrio, sentándose en una banca, bajo de un reloj. Allí, minutos después, la muerte abrió de par en par las medias puertas giratorias, y viendo al reloj se dijo:

“Como ya no llego a tiempo hasta el centro de la ciudad para llevarme al banquero, dentro de un minuto me llevó, en su lugar, al peloncito ese que está tan solo, para llenar mi cuota de hoy.”.

J U E V E S

Dicen, lo han dicho todos, los antiguos y los modernos, más los antiguos, que viajaban mucho a pie; los modernos menos, porque hay que ir en avión, que en el Templo de Delfos con lo primero que se encontraban sus visitantes era con una inscripción que decía: “Conócete a ti mismo”.

Allí era donde la mayoría de los visitantes daban media vuelta y se volvían por el mismo camino que habían ido. Si alguien les hubiera dicho de aquel letrero, no hubieran dado un paso de aquel viaje. En primer lugar, porque para conocerse a sí mismo les bastaba con lo que forzosamente veían de ellos cada mañana al afeitarse, y en segundo, porque no tenían el menor interés en saber más.

Y esto es cierto, el hombre da lo que se le pida por conocer más y más acerca de los demás. Ése es el éxito de las biografías, que son los libros que más se venden, y los que, prestados, menos devuelven; pero, no dan un cobre por saber más de ellos mismos, y menos si es otro el que se los va a decir.

Ramón y Cajal ya lo preguntaba: “¿sería deseable ni piadoso que el cretino, el majadero, el impulsivo, el loco o el fanático, tuviera plena conciencia de sus lacras intelectuales y afectivas?”

V I E R N E S

Hace años leí que en Noruega cuando por lo que fuera, antes de llegar a su casa hacía cualquier cosa, trastabillar, pongamos por caso, que revelara que iba pasado de copas, los policías le llevaban, pero no antes de sacarle dónde se había tomado la última copa. Al cantinero que se la había vendido le hacían pagar una multa. En caso de ir manejando, si chocaba, todos los gastos del accidente corrían por cuenta del vendedor de su último trago. Y así por el estilo.

Pienso que no está del todo mal tal conducta. Muchas de las borracheras que agarran nuestros jóvenes, y ya no sólo ellos, en ocasiones también ellas, vienen de la codicia ilimitada de los cantineros, que viéndolos que no pueden más, que ya no disfrutan lo que beben, comienzan a explotarlos, pues lo que sigue ya no es brindarles servicio sino aprovechar su situación.

Desde que al señor Noé se le ocurrió la buena idea, porque lo fue, de inventar el vino, más gente bebe. Es un negocio como cualquier otro, si no fuera por los bebedores que aprendieron a beber fuera de casa, es decir, sin medida, y por los cantineros que son incapaces de negarse a servir a quien llegó a su límite. Y porque, claro, de los tiempos de Noé a los que hoy vivimos hay una diferencia: el automóvil. (Por cierto, falta un invento: el automóvil que se niegue por sí solo a atropellar a un ser humano.)

S Á B A D O

Cristina de Suecia fue una reina aventurera que abandonó el trono y su país después de abricar en su primo Carlos Gustav, y que dejó recuerdos de sus andanzas en algunos países de Europa. Parece ser que su padre esperaba un hijo y le dieron, equivocadamente, la noticia de que el recién nacido era un niño. Y cuando le dijeron que no, que les perdonara, que le habían dado noticia falsa, que era una niña, dijo: “De todos modos, demos gracias a Dios. Sin duda será una mujer difícil y muy hábil, puesto que ya al nacer nos ha engañado a todos.

Su primo le propuso casarse y reinar juntos, a lo que se negó diciendo que su destino era otro. Al final, Cristina tuvo dificultades económicas y hubo de vender sus joyas. Era católica y supo morir serenamente. Cuando a los 63 se sintió vieja y enferma se mandó hacer un largo traje blanco, bordado en oro. Llamó a la “adivinadora” y se lo enseñó. Ésta le dijo que parecía una mortaja. Cristina le preguntó si tardaría mucho en ponérselo, y la adivinadora le dijo que pudiera ser que no. Cristina recibió con dulzura este presagio, diciéndole que no deseaba que se equivocara. Murió pocos días después, al amanecer.

Y D O M I N G O

El trabajo dignifica al hombre, la explotación lo envilece. NIKITO NIPONGO

Leer más de Torreón

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 29924

elsiglo.mx