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MIRAJES

L U N E S

De vez en cuando se necesita descansar, y en eso estamos. No es nada fácil, digo, ese descanso que nos hemos propuesto y que es no hacer nada, no ese descanso, que es otro cansancio, como el que se goza en la playa o el que se intenta en otras ciudades que se quieren conocer.

Por lo pronto, Anita, estupenda conductora, nos ha traído, con toda seguridad y en un tiempo exacto, pasando antes por Saltillo para recoger a mi hija Elvirita que pretende lo mismo que Elvira y yo, Luz María y Anita: reposar, reparar las fuerzas con la quietud.

La verdad sea dicha: eso de quietud no es cosa de mujeres, por más que se lo propongan.

En fin, con la misma exactitud llegamos al “Refugio” de los Herrera que Emilio ha venido haciendo desde hace años por Allende, N. L., al que cada año le agrega algo.

Llegamos como es debido: a la hora de comer. Y era tal hora porque ya estaban allí Emilio y Lili, que se habían preocupado de que lo fuera.

Todos le hicimos los honores a aquel yantar y libar y sobremesa que, por mi parte, abandoné para dormir 16 horas consecutivas. Buen principio.

M A R T E S

Cuando se entra a aquel refugio, la puerta no se vuelve a abrir hasta la fecha de regreso. Normalmente, Elvira, ya se sabe, se ocupa de las plantas y los árboles, y Elvirita de leer, nada profesional, sino lecturas atrasadas, sentada en el suelo, al aire libre, apoyada la espalda en alguna columna.

Pero, en esta ocasión no se trataba ni de eso, así que, misteriosamente apareció una especie de dominó de cincuenta fichas, diz que cubano a cuya novedad se adhirió la mayoría. Richard Junior, el Senior, no fue, campeón de natación de su edad no pudo resistir la tentación del agua y se tiró a la alberca. Por mi parte, me fui a ver qué novedades había en materia de toros, y me encontré una serie de videos de las crónicas de toros de Pepe Alameda, y a ellas me dediqué recordando la compañía de Pepe Ventura Chávez y Javier del Río, a éste sobre todo cuando su actuación taurina en este breve coso, tan de mucho futuro, que ya Pepe Ventura se ofrecía como su apoderado.

Luis Alberto llegó al día siguiente de Oaxaca, y con él llegó su alegría tan natural y necesaria para mantener un ambiente lleno de sonrisas. Emilio y Lili se volvían, en cambio, a Monterrey por sus ocupaciones.

El original de una novela de tema taurino de la que es autor un ex torero y apoderado, que con algunos recortes es más que publicable, entretuvo también mi no hacer nada.

M I É R C O L E S

Éste fue un día sin huella, pero no por los motivos de aquella vieja película sino, sencillamente, porque cuando yo creí que iba a comenzar a vivirlo, todos me aclararon que ya era

J U E V E S

. . . y por más que me sigo preguntando cómo se me fue, no doy con ello, lo que quiere decir que al menos ese día sí lo descansé según era el propósito.

Hoy me levanté temprano, tomé la novela que les digo y me fui al jardín para adelantarle un poco, pero, eso de temprano no es más que un decir, pues me encontré con lo cierto del dicho aquél que dice que para un madrugador siempre hay otro que se levanta más temprano, porque, por allí, por la sala de juegos, con la luz prendida, ya estaba Richard Junior dale que dale con el taco a las bolas de billar, tratando de aprender. Y me acordé de que nosotros, los de La Comercial evadíamos las clases de mecanografía para ir durante esos 45 minutos al billar que durante esos años, los 30, estaba donde hoy el edificio de correos, pero por la Morelos, para hacer lo mismo.

Y así se ha pasado, casi sin sentir, una semana, mañana nos volvemos.

V I E R N E S

Nos disponíamos a volver cuando nos llegó el telefonazo que nos avisaba el triste deceso de nuestro querido amigo y compadre Víctor Manuel Gómez.

L E N T A M U E R T E

A la memoria de

VÍCTOR MANUEL GÓMEZ

¡A cuántos que quise he sobrevivido!

Ya casi ni lo sé; pero, yo he muerto,

Eso sí que lo sé, porque es muy cierto

Que algo de mí se ha ido

Con cada amigo desaparecido.

Me voy quedando solo, esto lo advierto,

Tan solo como en el panteón el yerto

Amigo tan querido.

La muerte no sucede como vemos;

Morimos poco a poco;

Con cada amigo que se va nos vamos,

y en fila me coloco.

Cultivar amistad cuesta una vida;

Si se recobra allá, ¡qué bienvenida!

S Á B A D O

Víctor Manuel Gómez perteneció a aquel selecto grupo de jóvenes idealistas que por los inicios de la década de los cuarenta dieron vida a La Cámara Junior de Torreón y, poco después, a aquel efímero grupo de los “Adolfitos y Corbatones”.

Los primeros, al cumplir sus diez primeros años se destacaron presentando en una convención internacional de Cámaras Junior ocurrida en San Francisco su obra de los “Desayunos Escolares”, de los que, en aquella fecha, ya habían ofrecido UN MILLÓN de ellos. Fue la mejor obra juniorística mundial de aquel año que la juventud de Torreón y del mundo pudo presentar gracias a hombres como Víctor Manuel Gómez trabajando en equipo.

El efímero grupo de los “Adolfitos y los Corbatones” sólo hizo una obra. Nació para ello, y murió en cuanto cumplió su destino. Fueron los terribles años de la polio. Se necesitaban bombas de cobalto. Un breve grupo de amigos, entre ellos Víctor Manuel Gómez, reunidos en la casa de uno de ellos para platicar y oír música, cayó de pronto en el tema de la polio.

¿Y si convirtiéramos una de las fuentes de nuestra plaza en una gigantesca alcancía y juntáramos para comprar una bomba de cobalto? En ese mismo momento nos venimos a ¡El Siglo” (Estábamos a dos cuadras de distancia.) para platicar sobre ello con Don Antonio, que prometió su apoyo. ¡Al día siguiente estaba funcionando “La Fuente de la Salud y la Felicidad”, que fue todo un éxito. Entre los que la hicieron posible estuvo Víctor Manuel Gómez.

Y D O M I N G O

Víctor Manuel Gómez, descansa en paz. Cumpliste con tu misión en la tierra.

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