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MIRAJES

Por Emilio Herrera

L U N E S

Todo llega a su debido tiempo, y lo de una mujer en la silla presidencial de nuestro país no ha dejado de caminar, “sin prisas, pero sin descanso”, desde hace medio siglo cuando, con motivo de la conversión del territorio de Baja California Norte en el Estado de Baja California, éste necesitó un nuevo representante en la Cámara de Diputados. Aquella nueva curul la ocupó una mujer: Aurora Jiménez de Palacios.

En cuanto a que si la ciudadanía está lista o no para votar por una mujer en unas elecciones normales, vaya si lo está. Sería una novedad, y los mexicanos somos novedosos hasta las cachas. Y es que después de setenta años de no poder votar por quien diera la gana, ¿quién no va a hacerlo? Esto no obstante que nos esté yendo como nos va por novedosos.

Las mujeres son ejecutivas por naturaleza. Han pasado siglos siéndolo, haciendo que todo suceda oportunamente para que el hombre se sienta bien en su hogar y se luzca fuera; haciendo que el dinero rinda estirándolo a como dé lugar. Y esto es lo que tendría que hacer la primera (y las que sigan) mujer que llegue (que llegará) a sentarse en la dichosa silla mexicana: que todos los mexicanos se sientan bien en su patria, y que el dinero sea capaz de crear empleos para que disminuyan los desempleados.

Y lo que hace medio siglo no había, o sea: mujeres preparadas, hoy hay las que se necesiten comenzan-do por Beatriz Paredes, Rosario Robles y un listón tremendo.

M A R T E S

No se crea, por otra parte, que los varones sólo a nosotros nos vienen fallando, la verdad es que vienen fallando a todo el mundo, ese todo el mundo que es nuestro vecino a quien con Irak le ha ido como en feria, tanto que Bush sólo por terquedad no ha dicho lo que aquella canción nuestra que hace medio siglo, o cosa así, se cantaba diciendo: “¡Mamá, no puedo con ella; ¡Ay!, mamá no puedo con ella!”.

Parecía un César cuando sorprendió al mundo contándole mentiras para justificar su ataque a aquel lejano país cuya economía se basa en el petróleo. Lo de César se le cayó pronto porque, aunque ganó, el triunfo a su país le sigue costando vidas jóvenes y un titipuchal de dólares, tantos que ya alcanzó un déficit de 600,000 millones de dólares, que antes se decían pronto en Norteamérica, pero que hoy le hacen tragar saliva. Tal situación tampoco es buena para nosotros, porque desde un futuro de ya les va a ser más difícil sacarnos de nuestros apuros económicos.

La reconstrucción de Iraq por los norteamericanos, que es lo que a fin de cuentas perseguía Bush, no se va a poder, pues sin lana cualquiera de ellos es como cualquiera de esos pobres a los que ya no les fían en la tienda de la esquina.

Es tiempo, pues, de rogar a San Judas Tadeo para que les ayude, al menos a convencer a su propia gente de que se deje de provocar incendios.

M I É R C O L E S

Un verano que sobrepasaba sus límites no auguraba nada bueno. Nos confiamos, y nos volvió a tomar de sorpresa el frío, como todos los años. No aprendemos.

Como resultado de tal confianza, las toses y los estornudos están a la orden del día por nuestras calles, restaurantes y cafés. Para evitar estornudar encima de su propia mesa y de sus contertulios, los bien educados se voltean en cuanto lo sienten venir, pero, como en algunos cafés las mesas están tan cerca unas de otras, todo el aire de los pulmones del agripado va a dar a la mesa vecina cuyos ocupantes, qué culpa tienen.

Ahora que en algunos cafés ya se ahorran las servilletas, los palillos y hasta el vaso de agua con el que todavía no hace mucho recibían a sus clientes, durante el otoño al menos, que es el mes del aclimatamien-to, deberían poner a sus clientes, en lugar de todo aquello que ya no le ponen, un par de aspirinas en un intento de evitarles la posibilidad de un resfrío por contagio.

De todas maneras, pocos escapan, pues en todos los hogares siempre habrá uno que se crea inmune a los resfríos y, no obstante tenerla, no cambia su ropa de verano por otra de más abrigo, hasta que las narices le dicen a estornudos frecuentes que ya lo atrapó y, entonces sí, vengan las ropas de abrigo y las medicinas que para nada sirven, pues su oportunidad protectora ya pasó. ¡Salud, pues! Y un tequila con limón, que hay que conservar la confianza en algo.

J U E V E S

Popea, la mujer disoluta que fue esposa de Nerón, murió en el año 65 de nuestra era. No se sabe, exactamente, la edad que tenía al morir. Se casó primero con un tal Crispuno y después con un noble romano llamado Otón, cortesano del emperador. Nerón había oído hablar de la belleza de Popea y le dijo a Otón que él no la conocía, que la presentase en palacio.

Otón consideró aquello una orden y la llevó. Nerón se prendó de Popea y mandó al marido de gobernador a una lejana provincia y con el nombramiento le dio una orden: que dejara a su mujer en Roma. Otón volvió a obedecer y Nerón mandó a un emisario detrás del viajero con orden de matarlo en la primera oportunidad, que no tardó en presentarse. Y Popea tuvo residencia oficial en Roma, como favorita del emperador.

Según la anécdota, para conservar intacta la belleza se bañaba todos los días en leche de burra. En uno de los anexos del recinto imperial se habilitó un establo para cuatrocientas burras, y los esclavos ordeñaban todos los días a tantas como era necesario para llenar el baño de Popea. Se decía, también, que después del baño diario, sus esclavas le secaban el cuerpo con plumas de cisne y se lo frotaban con suaves pieles de armiño.

Su belleza no le aseguró la felicidad con Nerón. Un día éste llegó borracho a la cámara matrimonial. Popea le reclamó y Nerón le contestó dándole una terrible patada en el estómago que le produjo una hemorragia interna de la que Popea murió unos días después.

V I E R N E S

Hoy es el último día de octubre. Mañana comenzará el penúltimo mes del año: Noviembre con su Día de Muertos en el que, todavía no hace muchos años en todas las ciudades y pueblos que contaban con un teatro se representaba el “Don Juan Tenorio” de José Zorrilla, costumbre que también se ha ido perdiendo en el interior de la república.

Dicen que a Zorrilla sus padres lo mandaron a estudiar a Sevilla. Pero no estudiaba y su padre lo fue a buscar diciéndole: “¡A Lerma! (donde vivían). ¡A cavar viñas!”. En el camino vio una mula solitaria. Bajó del carruaje en el que hacía el viaje, se apropió del animal y en esa cabalgadura se dirigió a Valladolid donde la vendió y con ese dinero se fue en diligencia a Madrid, en cuya capital empezó su vida literaria.

El don Juan Tenorio lo escribió a los 27 años y lo estrenó sin mayor éxito. Lo vendió en una bicoca a su editor. Y después ha sido una obra que ha dado mucho dinero.

La obra se estrenó en Madrid el mes de Marzo de 1844; sin embargo en México dio por ponerse, tanto en la capital como en el interior en los primeros días de noviembre, hasta olvidarse por completo de ello, y así desde hace años no oímos ya versos que fueron tan conocidos como los que dicen: “Llamé al cielo y no me oyó, / y pues sus puertas me cierra, / de mis pasos en la tierra / responda el cielo y no yo.”

S Á B A D O

No sé por qué una gran cantidad de los pobres está contra los ricos, al fin y al cabo son los ricos los que rescatan de su miseria a muchos pobres dándoles trabajo y otros comen gracias a sus donativos. Por otra parte, muchos ricos fueron pobres en sus principios, o habiendo sido ricos por causas políticas la mayor parte quedaron pobres, y habiéndose un día propuesto rescatarse, lo lograron.

George Soros es uno de ellos. Nació en Budapest allá por los treinta, lo que quiere decir que le tocó vivir todo el nazismo y el comunismo europeo. El haber sido perseguido le hace, pues, enemigo de los totalitarismos.

Cuando acaba la segunda guerra mundial se va a Londres, estudia economía y conoce al filósofo Karl Popper que le influirá, sobre todo, en su método de trabajo. Se aferrará a sus opiniones “sobre la imperfección de la comprensión que del mundo tienen las personas; nadie tiene acceso a la verdad definitiva; una sociedad perfecta es inalcanzable. Su concepto de falibilidad, y sobre todo de reflexibilidad lo aplicará a sus negocios. El método de Soros es el de la prueba y el error; cuanto más severa sea la prueba más valiosa será la hipótesis que sobreviva a ella”.

Antes de hacerse lo rico que es, trabajó, para ganarse la vida, como mozo, como viajero de comercio, como banquero de ventanilla en Londres.

En Nueva York también trabajó como asalariado, y fue allá donde decidió renunciar a todo empleo y dedicarse a ganar dinero. Así de sencillo.

Y D O M I N G O

La Universidad Autónoma está integrada por sus estudiantes y sus maestros, y será en la vida de México lo que sean sus estudiantes y maestros. ALFONSO CASO.

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