Diseñadores mexicanos se arriesgan con sus creaciones
EFE
MÉXICO, DF.- Los jóvenes diseñadores mexicanos han perdido el respeto a las tendencias europeas, que estudian y analizan para elaborar creaciones propias, alejadas casi siempre de los tópicos latinos y con una profunda vocación de cosmopolitismo.
Son pocos y sin apenas una estructura promocional, textil o empresarial que les respalde, pero sienten que ganan adeptos, gente que se viste con lo que ellos hacen porque, en tiempos de crisis, los mexicanos vuelven la vista a lo que se produce en casa.
En noviembre presentaron sus colecciones Primavera-Verano 2004 en Desfila, y tres de ellos explicaron qué es y qué le falta a la moda mexicana.
Mariana Luna, especializada en trajes de fiesta y para novia, considera que no hay que complicarse demasiado buscando definiciones o rasgos distintivos, porque en México hoy se hace “una moda internacional”, equiparable con la de otros países, pese a que cuenta con aportaciones singulares.
“Es difícil decir algo de la moda mexicana porque yo siento que la moda en este momento es global, fuera de algunos diseñadores que rescatan algunos estilos artesanales o típicos de México”, señaló.
Arturo Ramos, otro de los diseñadores que presentó dos colecciones, una de dama y otra de caballero en Desfila, tiene muy claro lo que puede aportar México a un ámbito tan dominado por Europa, como es el de la alta costura.
“El impulso que Latinoamérica ha tomado a nivel mundial como moda es muy fuerte. Y creo que la gente está un poco cansada de Europa. Ha estado presente tanto tiempo como moda, con sus diseños, y todos con admiración a Europa. Creo que Latinoamérica tiene mucho que ofrecer, más que Estados Unidos, porque es moda comercial, muy dirigible”, afirma Ramos.
“Siento que Colombia, Venezuela, Argentina, México ofrecen al mundo su color, su sabor, su mujer, su voluptuosidad, su inocencia, sus colores, y siento que se puede reflejar mucho en las colecciones de los latinoamericanos. Y en México tenemos que hacer un esfuerzo por salir y saltar”, agregó.
Ramos sostiene que este país sí ha logrado unas claras señas de identidad en el mundo del diseño y la moda, basadas más que nada en el gusto por los tejidos vaporosos y el color.
“Nos gusta mucho usar las gasas, las cosas muy volátiles, muy flotantes. Tejidos muy ligeros... Creo que un común denominador sería la frescura, lo ligero de los materiales, nos gustan las cosas que vuelen, que floten”, señala Ramos.
En las colecciones para Primavera-Verano 2004 se vieron blancos, amarillos, rosas, rojos, fucsias, dorados, azul cielo, verde olivo, colores otoñales como el café-chocolate o el calabaza, quizás algo más desenfadados que los de las pasarelas europeas.
Para Ramos, las pasarelas europeas están más guiadas, más estructuradas que las que las de América Latina, donde las presentaciones están mucho más alejadas de la rutina.
“Siento que América, como en Latinoamérica, todavía somos más frescos, menos influenciados, más experimentales, que eso nos da una frescura juvenil, aunque no seamos jóvenes, a nuestras colecciones, y eso nos da frescura”, indica.
No obstante, reconoce que competir con los grandes productores de moda es un objetivo muy lejano, y admite que la prioridad es más “posicionarnos como diseñadores de valor” en un medio más amplio.
Macario Jiménez, uno de los que han vestido a Marta Sahagún, la esposa del presidente Vicente Fox, coincide plenamente con Ramos: “Creo que lo que hacemos es tratar de estar a nivel internacional. Yo no sigo tendencias, hago lo que me da la gana. Lo que me gusta de mi ropa es que fluya, que tenga esta sensación de que no pesa, de que es ligera”.
Jiménez se define como un diseñador de “ropa para presumir” y es uno de los que más énfasis pone en el uso de las telas ligeras, como demostró en “Desfila con su colección Aire.
El propio diseñador explica que lo que pretendió fue hacer sentir que “el aire que te atraviesa el cuerpo”.