La ocupación arbitraria de instalaciones administrativas del Instituto Mexicano del Seguro Social en la Ciudad de México, por parte de alrededor de dos mil médicos que desean ser contratados como personal de base, es preocupante. Lo anterior porque en un Estado de Derecho, como se supone que es en el que vivimos, las cuestiones relativas a la estabilidad de los trabajadores en su empleo debe ser tema de tribunales establecidos para tal efecto.
La medida antes referida, se ha sumado a la protesta de algunas organizaciones del sector campesino que demandan la revisión del Tratado de Libre Comercio con América del Norte en su capítulo agropecuario y que también amenazan con movilizaciones. En ambos casos se trata del preludio de lo que será la estrategia de la oposición para fijar posturas frente al gobierno del presidente Vicente Fox, en vista a las elecciones federales del próximo mes de julio.
Sin embargo el escenario nacional que priva tanto en relación a la vigencia del referido tratado comercial como a la situación ruinosa del IMSS, es herencia del pasado. Por ello se advierte temerario que algunos de los que apoyaron en forma incondicional las acciones de gobierno que generaron las condiciones adversas antes referidas, ahora se llamen sorprendidos y atribuyan al Gobierno Federal, falta de capacidad para enfrentar estos y otros rubros críticos de nuestra problemática.
Al margen de lo que pueda ocurrir en las elecciones federales que se aproximan, la ciudadanía demanda la vigencia plena del Estado de Derecho y unidad de la clase política, en torno a la atención de los retos de la vida pública nacional. Esa ciudadanía electora, atenta a valorar el comportamiento racional o irresponsable de cada uno de los protagonistas políticos, sabrá castigar o premiará en su momento a cada cuál en consecuencia.