AGENCIAS
BAGDAD, IRAQ.- Sergio Vieira de Mello, un veterano diplomático de las Naciones Unidas que sirvió durante más de 30 años como mediador en los sitios más peligrosos del mundo y se convirtió en el representante especial de la ONU en Iraq, murió ayer a la edad de 55 años al estallar un camión cargado de explosivos contra sus oficinas en Bagdad.
Luego de ser designado para el cargo en Iraq en junio, el diplomático brasileño dijo que su prioridad era proteger los intereses del pueblo iraquí bajo la ocupación encabezada por Estados Unidos.
“He sido enviado con un mandato para asistir al pueblo iraquí”, dijo al llegar a Bagdad en junio. Indicó que su intención era lograr que los iraquíes lograran “la libertad, la posibilidad de manejar su destino, y determinar su futuro”.
La muerte de Vieira de Mello fue anunciada en Nueva York por el vocero de la ONU Fred Eckhard. Empleados de la ONU se congregaron en corredores, en la explanada que da al río East y en torno a aparatos de televisión mientras lamentaban la muerte de un hombre que, según Eckhard, era “un astro en ascenso”.
La muerte del funcionario brasileño “tendrá un serio impacto en nuestro trabajo en Iraq y nos obligará a reevaluar el riesgo que representa trabajar en Iraq. Ante ello, por supuesto, el Consejo está decidido a no dejarse intimidar por este ataque”, dijo Eckhard.
En la sede del organismo mundial fueron retiradas las banderas de todos los países miembros y la azul y blanca de la entidad quedó arriada a media asta. De Mello, estaba entre las decenas de heridos por la explosión en la sede de la ONU en la capital iraquí, que dejó al menos 13 muertos.
La radio CBN dijo, citando a una asesora de De Mello en Ginebra, Luciana Mancini, que el representante de la ONU había sido rescatado de entre los escombros y llevado a un hospital.
Sin embargo, Vieira de Mello quedó atrapado entre los escombros por varias horas antes de perecer por las heridas sufridas en el peor atentado sufrido en una instalación de las Naciones Unidas.
La agencia de noticias Estado divulgó una declaración del jefe de gabinete del gobierno, José Dirceu, quien dijo que De Mello había utilizado su celular para llamar a las autoridades iraquíes mientras estaba bajo los escombros de su oficina, pero el diplomático falleció antes de que se proporcionará la ayuda.
La designación de Mello como representante de la ONU en Iraq fue la coronación de una carrera como un experto en resolver crisis.
Viajó a zonas de conflicto en Kosovo, Chipre y Timor oriental, para ayudar a poner fin al derramamiento de sangre y a reconstruir esas zonas en conflicto. Desde septiembre, sirvió como Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, y pidió licencia del cargo para ir a Bagdad.