Johannesburgo, (EFE).- Una mujer mestiza residente en el sur de Sudáfrica, Dora Jacobs, falleció ayer a una edad que ella misma había cifrado en 122 años, lo que de haberse podido probar la hubiera convertido oficialmente en la persona más anciana del planeta.
Jacobs nació, según sus más allegados, en la hoy provincia Este del Cabo el 6 de mayo de 1880, en tiempos cuando no era norma la inscripción en el registro civil de los recién nacidos.
A pesar de los intentos de las autoridades regionales de probar su longeva edad y registrarla como la "más anciana del mundo" en el "Guinness World Records", su tarea no tuvo éxito debido a la imposibilidad de encontrar ningún documento oficial que confirmase lo que afirmó la propia Dora durante muchos años.
El "Guinness World Records" exige al menos tres diferentes pruebas de la edad de una persona para poder ser registrada como la de más edad, título que hoy oficialmente recae en la japonesa Kamato Hongo de la ciudad de Kogoshima, de 114 años.