07 julio 2003
BAGDAD, (AP).- Tres soldados estadounidenses han muerto en Iraq en las pasadas 24 horas: Uno cuando insurgentes iraquíes lanzaron una bomba de fabricación casera contra su convoy, otro en medio de un tiroteo y uno después de ser baleado en la cabeza cuando iba a comprar una bebida gaseosa en la universidad.
Un convoy militar norteamericano fue atacado con una bomba de fabricación casera en Bagdad el lunes y el domingo, otro soldado estadounidense murió en un tiroteo, dijo el sargento Patrick Compton, portavoz militar.
El tiroteo se dio después que dos hombres armados organizaron una emboscada contra el pelotón estadounidense en el vecindario de Adhamiya, al norte de Bagdad, de acuerdo con una declaración del ejército. "Los soldados siguieron a los atacantes y durante un posterior tiroteo, el soldado murió. Uno de los atacantes murió y el otro resultó herido", dijo el comunicado.
También el domingo, las fuerzas norteamericanas liberaron a 11 soldados turcos que fueron detenidos el viernes en el norte de Iraq, dijeron los militares de Turquía, terminando así un enfrentamiento diplomático entre dos aliados de la OTAN.
Mientras tanto, cuatro soldados de Estados Unidos resultaron heridos después de que un grupo de atacantes disparó una granada propulsada contra un convoy en la ajetreada ciudad de Ramadi el domingo en la noche, dijeron los militares. Un sospechoso iraquí murió y otro fue herido en el enfrentamiento.
La tensión se ha agravado en la ciudad desde que la explosión de una bomba el sábado mató a siete reclutas policiales iraquíes en una ceremonia de graduación de un curso de entrenamiento que les habían dado instructores norteamericanos. Decenas resultaron heridos.
Los militares estadounidenses responsabilizaron por el ataque a partidarios de Saddam Hussein que apuntan a quienes colaboran con las fuerzas de ocupación. Sin embargo, muchos ciudadanos Ramadi sospechan que Estados Unidos estuvo detrás del incidente.
Ramadi, una ciudad ubicada a 95 kilómetros de Bagdad de mayoría sunita, era baluarte de Saddam y ha sido escenario de frecuentes ataques en los que han muerto tanto estadounidenses como iraquíes.
El domingo, un adversario mató a tiros a un soldado norteamericano que compraba una bebida en la Universidad de Bagdad. De manera similar murió un periodista independiente británico de televisión el sábado en la puerta de un museo de Bagdad.
La muerte del camarógrafo británico y el ataque con granadas contra un complejo de las Naciones Unidas incrementaron las preocupaciones de que los ataques insurgentes podrían extenderse a todos los occidentales, y no sólo a las fuerzas de ocupación y los iraquíes que colaboran con ellas.