Notimex
Madrid, España.- Unas 14 personas murieron y decenas quedaron heridas ayer tras una serie de explosiones en el barrio Zaafaraniya, a unos diez kilómetros al sur de Bagdad, que se originaron en un almacén de municiones utilizado por tropas estadounidenses.
Reportes captados en esta capital, que citan a fuentes médicas iraquíes, indican, sin embargo, que el número de muertos aún no es preciso pues podrían ser 40 los civiles que fallecieron por los estallidos.
Fuentes militares estadounidenses informaron que la explosión se registró la mañana de ayer cuando personas no identificadas dispararon misiles contra un depósito de municiones, lo que hizo estallar el lugar y activó un misil que se encontraba en el interior.
El misil se estrelló contra varias casas de familias iraquíes, lo que causó la muerte de unas 14 personas, entre ellos tres bebés, y destruyó las residencias en su totalidad, de acuerdo con reportes estadounidenses captados en esta capital.
“Alguien tiró un objeto inflamable en el depósito y causó esta enorme explosión. Es un sabotaje”, afirmó el comandante Frank McClary, de la tercera división de Infantería estadounidense.
Sin embargo, la población iraquí responsabilizó a las tropas estadounidenses del hecho, al señalar que fue una acción irresponsable establecer un depósito de municiones en medio de una zona residencial, y respondieron con indignación a lo ocurrido.
Varios iraquíes y soldados estadounidenses acudieron al lugar de la explosión para tratar de salvar de las ruinas en llamas a las personas que quedaron atrapadas, pero los militares fueron apedreados por la población que les reclamó lo sucedido.
“Sacamos seis cuerpos. Estamos por sacar a tres bebés cuando ellos (los iraquíes) abrieron fuego en nuestra contra”, dijo el sargento Gary Coker, al comentar sobre la reacción de los iraquíes.
“Ni a Saddam Hussein (presidente iraquí), ni a (presidente estadounidense, George) Bush, le interesan la vida de los civiles”, “cesen las explosiones contra civiles”, gritaban los vecinos iraquíes congregados en el lugar, convertido en un escenario en llamas.
Entre las ruinas de una casa en llamas podía verse una cama llena de cristales rotos y en ella el cuerpo de un bebé sin vida, mientras que decenas de personas más eran sacadas con dificultad de los escombros con severas quemaduras o mutiladas.
Según fuentes médicas iraquíes, al menos 40 personas fallecieron a causa de las explosiones, y aunque la cifra oficial hasta ahora difundida por las fuerzas estadounidenses es de 14, aún no se precisa el número de víctimas fatales y heridos.
“No podemos adelantar cifras sobre el número de víctimas, esperamos la llegada de oficiales superiores”, apuntó el sargento Coker.
Tras la explosión, un convoy de autobuses y carros ocupados por unas 500 personas recorrieron el barrio de Zaafaraniya para exigir a las tropas estadounidenses cesar los ataques contra la población iraquí.
En uno de los carros se colocaron seis féretros que simulaban los cuerpos de las víctimas, mientras que se leían varias pancartas que en idioma inglés pedían “alto a las explosiones contra los civiles, “fin al terror que sigue a la guerra”.