Asegura la persona “sospechosa” haber sido insultada y humillada por dos hembras de la DSPM .
EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- La falta de tacto y criterio de una mujer policía originó un altercado con dos ciudadanas que junto a sus pequeños hijos caminaban por la zona centro. La paranoia sobre personas “sospechosas” llegó al exceso. Después de una serie de insultos y humillaciones, una de las involucradas fue detenida y acusada de lesiones.
Fría, triste y con mucha impotencia, Guadalupe Pascual de Ávila de 28 años permanecía internada en una celda de la Policía Ministerial. En el reporte de Seguridad Pública la acusan de lesiones y daños. Ella dice que sólo respondió a las humillaciones y malos tratos de la policía que la provocó hasta lograr apresarla.
La detenida informó que cerca de las 18:30 horas, acababa de comprar un par de zapatos tejidos color blanco, para un sobrinito que iba a ser bautizado. Al salir de una tienda frente al mercado, su cuñada Sonia guardó los zapatitos en una mochila y cruzaron la calle para tomar un taxi.
Guadalupe subió al vehículo con sus hijos de cuatro y dos años. Antes de subir al auto, Sonia fue abordada por Verónica Flores Rodríguez y Patricia Puente López. Una de las uniformadas le ordenó a Sonia que le mostrara la mochila, que la iban a revisar.
Sonia cuestionó la medida y preguntó que si había alguna acusación en su contra, dijo que si era necesario regresaría a la tienda donde compró los zapatos blancos para aclarar cualquier situación. La respuesta fue áspera. “Te vamos a revisar a fuerza porque hay un operativo”.
Mientras las policías y la mujer discutían, llegaron diez uniformados más al lugar, los curiosos se empezaron a reunir en círculo, un agente de Tránsito llegó al lugar; el taxi estaba bloqueando el tráfico. Dentro del vehículo los tres niños lloraban, Guadalupe se puso nerviosa.
Finalmente, Sonia atendió las órdenes giradas con palabras altisonantes y molesta por la humillación dejó caer la mochila. La policía se enojó, dijo que no eran modos. Guadalupe desesperada bajó del taxi, tomó la mochila y se la ofreció a la “guardiana del orden”.
“No, que me la dé ella”, dijo la ofendida policía. La intervención de un uniformado permitió que la absurda discusión terminara. La mochila fue abierta: Pañales, biberones y demás artículos para niño estaban dentro. “Traes puros mugreros”, dijo despóticamente la agente preventiva.
Fue entonces cuando la paciencia de Guadalupe se agotó. “Cuáles mugreros... mugreros, pero ahí estás de necia que la quieres revisar”. Un conato de riña se presentó pero los demás agentes los terminaron. Guadalupe fue enviada a la cárcel. Sonia se salvó, alguien tenía que cuidar a los niños.
Pisoteando derechos
La Dirección de Seguridad Pública Municipal de Gómez Palacio reportó la detención de Guadalupe Pascual de Ávila de 28 años. La mujer fue envidad a la cárcel por negarse a ser revisada por la agente de policía Verónica Flores Rodríguez, quien se dijo víctima de golpes, arañazos en el pecho y daños a su uniforme.
El reporte oficial dice que la detenida vive en la calle Alejandro Ramírez 129 de la colonia Armando del Castillo Franco. En el boletín de prensa sólo se informa que la detención fue a las 18:40 horas. No se especifica el lugar, ni los motivos que justificaran la orden para revisar las pertenencias de la inculpada.
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos el pasado diez de diciembre, voceros de diferentes organizaciones no gubernamentales expusieron sus puntos de vista y coincidieron en que la violación más constante de los Derechos Humanos se presenta en las detenciones arbitrarias realizadas por las corporaciones policíacas.
Armando Mercado Hernández, coordinador del programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana, informó que es urgente una reforma al sistema judicial. “Encontramos vicios y lagunas a este sistema, pareciera que la detención arbitraria es normal y todo encaminado en un concepto muy confuso... detenido por sospechoso”.
Por su parte, María del Refugio Esparza Ortiz, integrante del Centro de Derechos Humanos Juan Gerardi, dice que en la lucha por la defensa de los derechos humanos hay un problema principal: La ignorancia. “Mucha gente no conoce sus derechos ni sabe cómo hacerlos valer. Hay casos como los cometidos por la policía, donde se incrimina a una persona por no contar con identificación al momento de ser inspeccionado... no portar identificación no es un delito, pero hay quienes así lo asumen”.