Gómez Palacio, Dgo.- Los sanitarios de la disco parecen insuficientes. Las jóvenes llegan y se forman, les urge entrar después de beber varias cervezas, mientras esperan fuman un cigarrillo y comentan entre sí ?ya no aguanto, nos tomamos otra y nos vamos?.
Pero la promesa nunca se cumple. De la última cerveza, sigue otra y otra, al cabo de varias bebidas algunas jóvenes terminan vomitando en el sanitario o en donde alcancen a llegar, después los meseros con dificultad las ayudan a llegar a sus carros.
Además de servir las bebidas, los ?barman? tienen otro trabajo: sacar a los jóvenes pasados de copas. El deber, dicen, es bochornoso sobre todo cuando se trata de una mujer en estado de ebriedad.
Miguel lleva dos meses trabajando como mesero en una disco y dice que no hay nada más desagradable para él que sacar del lugar a una mujer ebria. En el poco tiempo que lleva laborando lo ha tenido que hacer por lo menos cuatro veces.
Su trabajo detrás de la barra le ha permitido a Miguel darse cuenta de todo lo que un hombre o una mujer es capaz de hacer cuando se encuentra en estado de ebriedad.
Los jóvenes, dice, se vuelven agresivos y se sienten conquistadores, galanes, aunque no puedan ni caminar, mientras las mujeres se vuelven coquetas y sin importar mucho su físico, la mayoría de las veces salen de la disco con ?ligue?.
?Las mujeres no es que hagan escándalo, lo que pasa es que ya no se pueden ni levantar de la silla, luego las tenemos que llevar hasta su carro, casi siempre vienen con amigas y empiezan a beber como si fuera leche y luego ya no saben ni qué onda?.
Según Miguel muchos hombres y mujeres beben hasta terminar en estado de ebriedad, nada más por diversión o para no quedar mal con sus amigos.
?Las mujeres no son borrachas, lo que pasa es que no saben beber, por eso terminan peor que los chavos?.
A decir de Miguel, tanto mujeres como hombres cambian su comportamiento. ?Las chavas se vuelven más coquetas, incluso muchas salen con ligue, los chavos son más desordenados, a veces se destrampan y no hay quién los pare?.
Los fines de semana ?la tomadera?, señala Miguel, empieza desde temprano, los chavos suelen llegar al bar desde las nueve de la noche e inmediatamente piden su cerveza, las mujeres siempre dicen ?al rato?.
- ¿Y sí piden al rato?
- ?Claro, sí que piden?.
-¿Quiénes toman más, los hombres o las mujeres?
-?Hay mujeres que toman mucho y hombres que toman poco, lo que pasa es que se emocionan pidiendo, luego es una tras otra sean hombres o mujeres, terminan ahogados de borrachos?.
En muchas ocasiones Miguel y sus compañeros de trabajo, se han salvado de recibir uno que otro golpe. Y es que dice, los jóvenes ya en estado de ebriedad en ocasiones se niegan a pagar la cuenta y buscan pleito porque se molestan cuando les cobran.
- ¿Las mujeres cambian mucho de actitud cuando se les pasan las copas?
- ?Mira, algunas llegan muy seriecitas y el rato ya no se pueden ni parar, también comienzan a reírse muy fuerte y casi siempre terminan sentadas junto a los chavos de la mesa de al lado, se destrampan y eso que algunas se ven bien fresas?.
La desigualdad quedó atrás, ahora todos beben igual
Gamaliel Betancourt de la Rosa, director general de la Cruz Roja, advierte: ?Antes de cada diez personas que se atendían por congestión alcohólica, una era mujer?.
?Sin embargo, la situación ha cambiado, pues en la actualidad de cada diez pacientes congestionados que requieren atención médica, cuatro son mujeres. Incluso los fines de semana el sexo femenino puede romper marcas?.
Cuando existían las barras libres, dice Betancourt de la Rosa, el número de personas intoxicadas por alcohol era mayor, desde que se prohibieron la estadística ha disminuido considerablemente.
Los socorristas de la Cruz Roja en un fin de semana llegan a atender de ocho a diez jóvenes con síntomas de congestión alcohólica, la mayoría entre los 14 y 20 años de edad.
?Llegan a ese punto de intoxicación por el desconocimiento de lo que se beben, a veces no es necesario que tomen diez cubas o diez ?vampiros?, hay quienes se emborrachan con una o con dos?.
En opinión de Gamaliel Betancourt de la Rosa, otro factor que influye sobre todo en las mujeres es la mala alimentación, pues las jóvenes por no verse gordas no comen en todo el día, entonces ya en la fiesta o en la disco, les ofrecen bebidas y eso produce un tipo de congestión.
Lo principal, dice el doctor, es que los padres eduquen a los jóvenes y no prohibirles que tomen sino enseñarlos a cómo hacerlo. Para el director de la Cruz Roja no es necesario cerrar los antros o establecer la ley seca: ?todo está en la mente, sólo hay que saber beber?.
Otra costumbre del pasado es que en la Cruz Roja se atendía por lo general a mujeres mayores con síntomas de congestión alcohólica, señoras que al asistir a alguna reunión social tomaban de más o no sabían beber, pero ahora los socorristas deben auxiliar a adolescentes de 13 años en total estado de ebriedad, según indica Betancourt de la Rosa.
?Cuando es una intoxicación por alcohol, al paciente no lo podemos despertar, comienza a deprimirse neurológicamente y cae en paro respiratorio y ya no se puede revertir?.
A decir del director es difícil establecer cuándo una persona debe dejar de beber porque cada caso es particular, por eso deben tener el consenso y el límite en la mente. ?Cuando comiencen a sentir mareos o ganas de vomitar deben dejar de beber?.
Uno de los problemas, dice, es que la gente introvertida al contacto con el alcohol se convierte en otra persona, pues cree que sólo así se puede divertir.
?Creo que no es buscar tal efecto en el alcohol, lo importante es estar consciente que con o sin bebidas nos podemos divertir, nada más que hay gente que necesita el contacto con el alcohol, como el chispazo para levantar?.
Pero según Betancourt de la Rosa, lo malo no es beber sino las consecuencias como la ?cruda?. En los jóvenes las resacas no son tan graves porque su metabolismo las elimina muy rápido, incluso al día siguiente realizan ejercicio como si nada, por lo general en la Cruz Roja se atiende a gente mayor.
?Hasta que sienten la primera cruda es cuando dicen, ¡ay Dios, ya no vuelvo a tomar!, depende mucho de la educación que les den los padres, es preferible enseñarles a beber en lugar que los jóvenes no sepan ni qué les estén dando a tomar?.
Añade: ?la cruda es un síndrome de abstinencia, cuando el alcohol se mezcla en el organismo, quema muchas calorías, aumenta la diuresis y se pierde el complejo de la vitamina A, eso provoca dolor de cabeza, resequedad de mucosa, deshidratación, entre otros síntomas como mareos o dolor del cuerpo?.
Cuando las personas llegan alcoholizadas a la Cruz Roja, los socorristas les aplican un suero vitaminado, los hidratan, también se les proporciona el complejo B que necesitan para reponer las calorías que perdieron, la cuestión es que muchas veces el cuerpo pide otra vez el contacto con el alcohol, es cuando muchos optan por ir a la cantina y se ?la curan?.
Una vez que las jóvenes han sido atendidas en la Cruz Roja por congestión alcohólica, las reacciones son diferentes, las mujeres de clase alta lo toman como una aventura para platicar con sus amigas, mientras las de clase baja tienen un sentimiento de tristeza.
?Se me hace muy raro que anden tres o cuatro jovencitas borrachas a las cuatro de la mañana por las calles, nuestros socorristas las han levantado de la calle totalmente alcoholizadas, exponiéndose a no sólo una congestión sino a peligros mayores?.
En todos los estratos sociales, dice, es cuestión de educación. ?Hay jóvenes que lo toman como una aventura, para presumir y luego les dicen a los amigos: ?fíjate que me puse hasta atrás y me tuvieron que llevar a la Cruz Roja?. En muchas ocasiones nosotros llamamos a los padres de familia para avisarles que atendimos a sus hijas por una borrachera?.
La familia es la clave para frenar el problema, advierte el director, ?hay que educar a los hijos, la solución está en la familia, no hay más?.
La ley
es pareja
Mientras la Cruz Roja reporta un incremento en el número de mujeres atendidas por congestión alcohólica, las estadísticas de la Dirección de Tránsito y Vialidad, muestran que en cuestión de accidentes son los hombres ebrios los responsables.
Jesús Reyes Espino, titular de la Dirección de Tránsito y Vialidad, advierte que la ley se aplica por igual a hombres y mujeres que son sorprendidos conduciendo en estado de ebriedad, pues los oficiales están obligados a actuar siempre con respeto al aplicar el reglamento, sin importar el sexo.
Dentro del tabulador de infracciones los artículos 52, 53, 54, se refieren a primero, segundo y tercer grado de ebriedad, dependiendo del caso los conductores deben pagar una multa de 15 a 20 salarios mínimos.
?Cabe aclarar que en estas multas no tienen ningún descuento ni cancelación, ni aunque se pague en los cinco primeros días, ahí no opera el descuento del 30 por ciento?.
El titular de Tránsito y Vialidad aclara que la primera causa de accidentes en Gómez Palacio se debe a la falta de precaución al conducir: ?el grueso de los accidentes viales no está relacionado con el alcohol?.
Según las estadísticas de la Dirección de Tránsito y Vialidad en los últimos ocho meses ninguna mujer ha sido detenida por conducir en estado de ebriedad ni ha participado en accidentes viales.
Reyes Espino señala que no se puede tener una patrulla afuera de cada antro para estar vigilando quién sale borracho o no, ?mi consejo para las personas es que no tomen si van a manejar, siempre hay una familia que espera, al conducir se deben extremar las precauciones para evitar incluso perder la vida?.