Pekín (EFE).- Varias dirigentes comunistas chinas han reclamado la inmediata derogación de la ley que obliga a las mujeres a jubilarse cinco años antes que los hombres, informó hoy la agencia oficial Xinhua.
Según la fuente, la gran mayoría de las mujeres trabajadoras chinas considera que la actual ley de jubilación es "injusta y discriminatoria", además de "anacrónica" dada la tendencia al alza en el número de jóvenes chinas que acuden a la Universidad.
En la actualidad, la edad de jubilación para las mujeres es de 50 años, mientras que para los hombres es de 55; al tiempo que las funcionarias del estado y miembros del partido están obligadas a retirarse a los 55 y los hombres a los 60.
"La intención primigenia de esta política era proteger la salud y los derechos del sexo débil en tiempos de escasez, especialmente en el mundo rural", señala un funcionario del ministerio de Recursos Humanos.
Antes de la llegada de los comunista al poder, la mujer rural china soportaba toda clase de penurias, al tener que someterse a la práctica de matrimonios por conveniencia, asumir el papel de sufrida ama de casa, encargarse de los hijos y tener que trabajar durante largas jornadas en el campo.
Pero los tiempos han cambiado, las mujeres viven en una sociedad diferente y "la jubilación anticipada únicamente significa menos beneficios sociales para las mujeres, lo que es esencialmente injusto", asegura Zhu Dan, miembro de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPC, órgano asesor) en el municipio de Chongqing.
"Con la política de seguridad social vigente en la actualidad, las mujeres son discriminadas. El estado exige 30 años de cotización y trabajo para poder tener derecho a recibir una pensión por retiro", recalca.
Desde la aplicación de la política de un sólo hijo a finales de los años 70 y la mejora de los servicios sanitarios -particularmente en las ciudades-, la salud de las mujeres y la necesidad de concentrarse en sus hijos ya no sirve de excusa.
Liu Qiurong, delegada de la Asamblea Nacional Popular (ANP, legislativo) por la ciudad de Shenzhen, señala que "las mujeres pueden trabajar tanto como los hombres. La esperanza de vida de las mujeres chinas es de 71 años (80 en Shangai), mientras los hombres no superan los 69 de media".
Esta situación se vuelve especialmente sangrante para las mujeres con estudios superiores, que en ocasiones se ven obligadas a abandonar sus profesiones cuando se encuentran en el momento más álgido de sus carreras.
"La igualdad entre mujeres y hombres está garantizada por la Constitución, pero hombres y mujeres aún reciben distinto tratamiento en lo que se refiere a la edad de jubilación", señala.
Otro factor que ha influido en el mantenimiento de esta política discriminatoria es el creciente índice de desempleo en el sector público, razón que ha empujado a muchos funcionarios a conminar a las mujeres a retirarse a los 45 años de edad, lo que las dejaba desamparadas y sin apenas pensión por jubilación.
"Los tiempos han cambiado, la jubilación anticipada femenina es un derroche para la sociedad. Las tendencias sociales obligarán a derogar la actual legislación", augura Yang Peiying, funcionaria del ministerio de Personal, encargada del departamento de salario y jubilación.
Según una encuesta reciente, más del 82 por ciento de las mujeres residentes en las ciudades estarían dispuestas a permanecer solteras si las leyes les garantizaran las misma condiciones sociales y laborales que a los hombres.
Además, en un síntoma de que la tradicional sociedad china está cambiando de manera acelerada, la ciudad nororiental de Jilin promulgó hace unas semanas un edicto que protege los derechos reproductivos de las mujeres solteras.
A partir de que entre en vigor la nueva ley, las mujeres de Jilin podrán tener legalmente descendencia con la ayuda de la fecundación in vitro, sin la necesidad de mantener relaciones sexuales con un hombre.
Aunque Mao acuñó nada más llegar al poder en 1949 la igualdad entre hombres y mujeres -con la frase "ellas sostienen la mitad del firmamento"-, en la realidad la mujer apenas ha tenido acceso a las más altas instancias del poder político encarnado por el Partido Comunista Chino (PCCh).