¿Qué vuelve irrespirable el aire de su oficina? ¿Un jefe malhumorado con exigencias absurdas? ¿La rutina aplastante? ¿Colegas de pésimo carácter? ¿O se trata simplemente de olores? Si el motivo es este último, la solución está a la mano. Cada vez más y más firmas japonesas están inundando sus oficinas con aromas diversos, transformando su sitio de trabajo de una jungla plástica en un jardín florido, un claro bosque o una pradera alpina. Y, parece que entre los efectos de las distintas fragancias no sólo figura un mayor rendimiento y menor porcentaje de error, sino que algunas de ellas calman la ansiedad o mejoran el carácter. Hasta hace poco, perfumar un ambiente se limitaba a esparcir al aire alguna fragancia suave por los sistemas de ventilación. Pero el gerente de la cosmética Shiseido sacó a la venta un “procesador de fragancias”, que al conectarlo, inunda con un determinado aroma una oficina o un cuarto de recepción. La fragancia se puede cambiar con solamente oprimir un botón y dura dos meses sin recargar.